Page 406 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Volumen 1
Estado del Perú
PARRAFO IV
En que se explana el día de la verificación del indulto general, y la entrada de
los Rebeldes al pueblo de Sicuani, y como se cogieron de la Real bandera.
Con impulso soberano, con una caridad encendida, al fin como un
príncipe pre-excelso, se apuró Vuestra Señoría Ilustrísima el que los curas
propios, coadjutores, asociados con los muy Reverendos Padres, pasésemos
cuanto más antes a nuestros destinos, no a disfrutar conveniencias y comodi-
dades, sino a buscar y reducir almas u ovejas desertadas, al verdadero aprisco
de Jesucristo, a rendir corazones empedernidos, y volverles a dar Señor a los
que quisieren vivir contumaces sin él, como un monarca y señor que nos do-
mina, y a libertar al más amado pueblo de Israel, que sin consuelo gemía entre
los egipcios bajo el tirano yugo de Faraón, el más duro, cruel y sanguinario
que pecho humano pudo amamantar, sino una fiera la más voraz. 189
Partiéronse, pues, estos apostólicos conquistadores a padecer, guiados
de la obediencia, llorar y recibir agravios de mano de los suyos. Partiéron-
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se, vuelvo a decir, estos mansos corderos a vivir entre los lobos carniceros, a
disimular y atribuir cualesquier vejámenes e improperios, o ignorancia, o in-
advertencia, por tener presente aquel consejo divino: «Nun quid vult Dominus
holocausto et victimas et non potius ut non obedietur voci Domini; melior est
enim obedientia quom victime et ausculatare magis quam oferre deliquem arie-
tum, quoniam quasi pecatum ariolandi est repugnare, et quasi sceltus idolatrie
nolle acquierfere». Porque la inobediencia, como dice San Gregario, es un des-
precio del altar divino, es sacrificio en honor de Satanás. Bien le anoticiaba su
espíritu al Doctor de las Gentes, como por ser misionero de Jesucristo, había
de ser Jerusalem su crisol; mas el apóstol por no hacer mejor su alma que su
cuerpo, guiado de la obediencia, se arrojó a los tormentos sin hacer aprecio;
arribaron, pues, a la Raya y como si hubiesen ido a desposeerles de sus vi-
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189. Marcela, madre de Diego (Túpac Amaru), tenía unas entrañas de fiera; quería matar a todos sin excepción. Estando en el pretil
del Cabildo -dicen- para ser ahorcada y quemada le dijo a Diego: «Yo bien te dije que no te rindieras; y ahora lo ves como te van a dar
la muerte». Un ahorcado se arrancó; y estando los sacerdotes ayudándola, dijo: «Me parece que mi hijo ha caído, véanlo». Finalmente
murió mal. Estaba Diego en la cárcel para ser ajusticiado, y un día antes se mudó de ropa, y mandó componer el hábito de misericor-
dia. Digan que buena disposición para salir y lucir el día siguiente. [nota del autor]
190. Desde la Raya, con el mayor atrevimiento, cerraron los indios los caminos; y los mayores verdugos eran los indios, a cuyas
doctrinas se iba; imagine cada cual, si con el indulto encima estaban así, ¿cómo estarían antes? [nota del autor]
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