Page 338 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Volumen 1
Relación de la fundación de la Real Audiencia del Cuzco en 1788
La piel de la frente, la dermis y la epidermis eran de un espesor y de una dure-
za extraordinaria sin vena ni arteria que pudiese comunicar sangre; se infirio
de esta configuracion que seria dificil vistiese este hombre en el semblante el
colorido hermoso del pudor. El hueso criboso estaba embutido en polvo. En
el resto no se descubrio otra raridad.
Añadio alguno que al lado de estos pueden ponerse otros hombres
que tampoco usan mascara. Son aquellos de quienes ha huido el juicio y se
ha ido a situar en las cabezas de esotros que regidos de la cordura, destierran
todo disfraz abominan las mascaras, aman la sinceridad y tienen no el cora-
zón en la lengua, sino la lengua en el corazon. Estos se distinguen de aquellos
no en descubrir siempre lo que sienten, pues la prudencia se interesa en mil
ocasiones en que se reserve, sino en hazer eleccion de sus pensamientos, re-
vocar unos, y comunicar otros. La extravagancia, los deseos no bien reglados,
los juicios poco rectos, son suerte infeliz de todos los hombres despues que el
pecado obscurecio las mentes, y depravo las voluntades; pero la diferencia del
cuerdo y del que no lo es, esta, no en no tener esos defectos, sino en corre-
girlos, y no manifestar esos desordenados deseos, rectificar aquellos juicios, y
no propagarlos, reducir a orden lo que parece no tenerlo, y de ningun modo
encapricharse. El que asi procede no se dira que tiene mascara sino que corre
un velo a sus imperfecciones por el rezelo de que ó contaminen con su vista, ó
le roben la rica joya del pudor.
Entre los locos sin mascara hay unos de singular necedad. Un hombre
comun por su trabajo ó por su economia ha adquirido comodidad superior
a su clase, ó a su calidad; y con ella ha concebido de si mismo la mayor esti-
macion. En todo dá muestras de ella y de su amor propio; en su aire, en sus
modales, en sus discursos, en sus conversaciones. Haze enumeracion de lo
que tiene: refiere con satisfaccion las menudencias menos interesantes de su
vida, de su fortuna, de su persona. No habla sino por sentencias; se tiene por
un oraculo; y entre los que lo rodean hay algunos que suelen reputarlo tal.
Malo es que yo lo diga repite muchas veces. El que a mi me desagrada no puede
ser bueno; es su apotegma frequente. Quanto le inspira el amor propio, lo cree,
lo publica, lo celebra.
Este ha menester ciertamente una mascara. Con ella seria mas trata-
ble. Ni su fortuna mediocre, ni el corto merito que ella le costea, son dignos de
admiracion, ni de profundo respeto. Mas como este hombre se limite a esto, a
nadie agravie por otra parte, ni abuse del comercio de los hombres, dexemoslo
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