Page 341 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
Esta fue pues la Proposicion que se sostuvo, como ajustada al dia, al
Senado, al Soberano que lo fundaba, al gusto del Auditorio, al honor del Go-
bierno, a la celebridad de nuestra España, a la felicidad de nuestra America,
al esplendor del Cuzco que ya merecia ver en la nueva imagen que la Real
Audiencia le trazaba, lo que era la Magestad de un Rey. En el cumplimiento
que el Presidente hizo a aquel Senado, se promovieron, quiza sin languidez,
estas proporciones. La Pieza no se formo en aquel gusto que antes dominaba
en estas Regiones. Dexamos ya aquel tiempo en que como se explicaba La
Bruyere, se necesitaba estudiar mucho, para decir poco, mal, y no al caso. Se
hazian Discursos cargados de citas latinas; y asi ricos, pero no hermosos.
La disertacion que se expuso al examen de la disputa, admitia en si lo
solido de la Teologia, lo ameno de la Fisica, lo delicado de la Filosofia, lo ner-
vioso del raciocinio, lo florido de las Bellas Letras, lo recondito de la Politica,
el matiz de la Historia, la investigacion curiosa, de la situacion de los demas
Estados, lo granado del Derecho Civil y Canonico, con su mixto del de Gen-
tes, y quanto se creyo mas apto ó para fundar el Teorema, ó para exornar sus
Discursos, ó para amenizar su contexto. No se uso el idioma de la Escuela de
que decia Muratori, que tenia la gracia de no decir cosa, hablando muchas. No
se uso digo, aquel idioma tan desacreditado en nuestro siglo, y tan observado
en el pasado en que parecia delito de Lesa-Literatura, no adoptarlo en toda su
incultura. Vivimos en una edad mui delicada. El menor desliz haze infortuna-
das las obras. Ya hoy se lamenta la suerte del gran Juan Pico de Mirandula que
limito su incomparable talento, a esas Ciencias que eran entonces el comun
pasto de las mentes; quando si hubiera tocado los tiempos ilustrados de esta
edad, hubiera sido el Feniz de los ingenios. Un sabio se dolia de que aquellas
celebres Teses que defendio, ó quiso defender, hubiesen hecho en aquel tiem-
po mas ruido que el que hoy hazen los admirables descubrimientos de Locke
y de Newton. Reconocemos sin pena en el silogismo esa rica invencion de la
mente, que reduce a artificiosisimos limites la inagotable diversidad de discu-
rrir; pero creemos con el insigne Bacon, que su frequencia daña, obscurece
la disputa, declina en futilidades, no dirime las dudas, sino las promueve, las
fomenta, las eterniza. Permitaseme explicar esto, con este bello rasgo Poetico
de un sabio Moderno:
Totis est clamare diebus
Et lites agitare novas, pascique chimaeris.
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