Page 324 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Volumen 1
Relación de la fundación de la Real Audiencia del Cuzco en 1788
Lidiador, y el soldado proletario; pero que no era este soldado el que hazia fi-
gura en un exercito: que no habria dificultad en afirmar que este no tenia sino
valor maquinal: que en la Milicia los que hazen todo su honor y espectabili-
dad, son los que desprecian la vida por motivo mas elevado. Recapacitan estos
que es preciso morir alguna vez, y que es gloriosisimo inmolar por la Patria
una vida que sin esta gloria necesariamente se ha de dexar. Les parece que este
pensamiento extiende su gloria mas alla del sepulcro. Es absurdo temer, lo
que no se puede evitar; y quando se llega a esta consideracion, las delicias que
se conciben en las expediciones militares no tienen igual. La muerte que ellas
trahen contribuye a la causa publica, a la salud muchas veces de un Reino en-
tero. Ven al mismo tiempo otros Oficiales de honor penetrados de estas altas
ideas. Los demas que no son de esta clase, se acostumbran a no reflexionar, a
ver la muerte con indiferencia y como a sangre fria; no los mueve causa alguna
publica; sus amistades no son de consistencia; ven con igual afecto al que cae y
al que despues lo reemplaza. Les es tan estimable la desolacion de una Ciudad
y la miseria de su habitadores, como el restablecimiento de un Reino.
En medio de hombres de este vil temple descuella el Heroe; es el pri-
mero que corre a los peligros, que ve a los Oficiales de honor como a Amigos
y Compañeros; como hermano al soldado inferior lleno de humanidad, de
compasion, y proponiendose la gloria de sus expediciones como el mobil mas
noble de quanto abra. Asi el es el que executa por los demas, quanto alli es
digno de alabanza; trabaja por las manos de todos, inflama al tibio, empeña al
indiferente, censura al cobarde, reprehende al cruel, inspira por todas partes el
honor, y el deseo de la gloria. Es mucho dar a la Fama postuma, (decia el otro)
y ya se nos ha probado que su cuidado es vano y futil. Estamos (continuaba el
colocutor) en uno de los puntos de mas dificil resolucion. Veo las declamacio-
nes frequentes contra el cuidado de la fama en la posteridad; y veo tambien, lo
que los sabios discurren sobre ella.
Hay quien diga que es una Filosofia tan peligrosa como vana combatir
en los hombres el presentimiento de la posteridad, y el deseo de sobrevivirse.
En verdad el que limita su gloria al corto espacio de su vida, es esclavo de la
opinion y de lo que lo ven. Si su siglo es injusto, se arredra; si es ingrato, se des-
anima. Quiere recoger lo que siembra, y prefiere una gloria pasagera y tempra-
na, a otra tardia y durable; asi no emprende cosa grande. El que se transporta
a lo futuro, y que goza de su memoria, trabajara para todos los siglos, como
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