Page 297 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            en el campo, y todo el apoyo de la agricultura. Así domesticado es la verdadera
            riqueza, y aun la base de la opulencia de los Estados que se sostienen por la
            abundancia de este ganado tan necesario al cultivo de la tierra. Estos son sus
            bienes reales; los demas, no son sino arbitrarios, representaciones y monedas
            de crédito, que no tienen otro valor, que el que les dá el producto de la tierra.
                    Quando en algun individuo de esta especie util se reconocen las dotes
            de mui abultado y bien repartido en sus miembros; si tiene negros los ojos,
            sañudo y torvo el aspecto, ancha la frente, la cabeza ceñida, la cornamente
            gruesa y obscura, las orejas prolongadas y vestidas, grande el hocico, la nariz
            no excesiva ni inclinada, el cuello carnoso, las espaldas y el pecho desahoga-
            do, las piernas rollizas, la cola larga y poblada, y el paso firme y seguro, puede
            pasar por una obra prima de su especie.
                    Pero ninguna de las utilidades que de el recibimos, ninguna de estas
            dotes que lo hermosean puede costearle el privilegio de que no sea vea apli-
            cado por la extravagancia de los hombres á exercicios a que no lo destinó la
            naturaleza. Su fiereza que podia serie escudo de seguridad, es la que mas lo
            expone a los insultos. Se ha pensado entrar en lid con el; hacer arte de comba-
            tirlo; burlar su ferocidad con destreza; y proponerlo con el espectaculo de mas
            atractivos. Plinio nos asegura   que en la Grecia los de Tesalia combatian con
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            Toros, insultandolos a caballo. Suetonio refiere  que el Emperador Claudio,
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            dio algunas veces a Roma en espectaculo estas lides de los de Tesalia. El circo
            vio repetidamente juegos en que combatian los hombres con los toros. Y por
            lo que hace a nuestra España, Mariana  deduce el origen de estas fiestas de
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            la costumbre de los Romanos, que en las solemnes exequias de sus ilustres
            muertos daban juego en que eran sacrificados los criados como si se mitigara
            el dolor propio con la infelicidad agena.
                    A estos sanguinarios juegos, se subrogaron otros, que no lo eran me-
            nos; quiero decir los de los Gladiatores, que combatían unos con otros, y no
            pocas veces con bestias feroces, y entonces eran llamados Bestiarios. Se hicie-
            ron despues mui comunes estos combates, que al fin tomaron el nombre de
            Taurios, celebrados en el Circo Flaminio. Constantino abolio el sangriento
            espectáculo de los Gladiatores; y Arcadio y Honorio los suprimieron entera-
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            127. Hist. nat. lib. 21 (pp. 147, nota 1, ed. 1795)
            128. Suet in Claud. c. 21. (pp. 147, nota 2, ed. 1795)
            129. Lib. de Spectaculis c. 19. (pp. 147, nota 3, ed. 1795)



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