Page 166 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Volumen 1
Informe relacionado del Cabildo, Justicia y Regimiento de la ciudad del Cuzco
ánimos de los magistrados, y anhelando el comandante y jefes militares el
castigo de tan atrevido traidor, esforzó sus providencias para conseguirlo en la
gloriosa defensa del siguiente dia 8 de Enero de 781.
No se conturbó el ánimo de nuestro celoso y advertido comandan-
te. Sin embargo de no tener más tropas que las milicianas, que llegaban sólo
al número de tres mil hombres, que era poca gente para resistir al crecido
ejército del enemigo, nombró por sus ayudantes de campo á D. Francisco Pi-
coaga, teniente coronel de Paruro, y D. Martin de Concha, que servian de
capitanes de caballería, caballeros jóvenes patricios que tenian acreditado su
honor y bizarro espíritu en las antecedentes funciones, y tomó todas las pro-
videncias que consideró necesarias para la oposicion y resistir sus depravados
fines, como lo consiguió con los felices sucesos que se siguen. Viéronse por la
mañana las crecidas tropas que coronaban la cumbre de los cerros, y que se
dirigian al superior de Piccho, nuestro dominante, y luégo se fortaleció, des-
pachando doscientos hombres compuestos de los auxiliares de Cotabambas y
Andaguaylas con dos cañones pequeños y sus correspondientes artilleros, en-
cargando a Laysequilla que con este auxilio y su tropa y los caciques Pumacal-
ma y Rosas defendiesen aquella principal parte en que se hallaban; se pusieron
todas las tropas sobre las armas para ocupar los puestos convenientes, y á las
once del dia empezó el combate con aquella anticipada y prevenida gente, se
aprontó luégo la compañía del comercio, que constaba de ciento treinta hom-
bres fusileros, con su capitan D. Simon Gutierrez, que se le mandó subir al
cerro con el coronel agregado D. Isidro Guisasola y D. Francisco Morales, que
la habia instruido. Esta compañía se manifestó dispuesta á operar con valor y
esfuerzo, de que se tuvo satisfaccion, por componerse la mayor parte de ella de
hombres de honor, comerciantes de alguna posibilidad, y otros dependientes
de este gremio, toda gente española que tenía ya acreditado su desempeño, y
hallándose municionada, quiso anticipar su marcha con conocido ardor, que
no se le permitió hasta comunicar á sus jefes el órden que debian observar, y
recibido éste, se dirigió al cerro, en cuya subida guardó la unión y sosegada
forma con que debia hacerlo, por no rendir las fuerzas con que necesitaba
ponerse al frente del enemigo y operar luégo con su mayor vigor. Mandóse
guarnecer con la compañía de voluntarios, que constaba de ochenta hombres
fusileros, el importante sitio y puente de Puquin, al cargo y cuidado de su
capitan, el coronel D. Pedro Echave, y apostándose la tropa de caballería del
regimiento de la ciudad, del mando de su coronel Marqués de Rocafuerte, con
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