Page 156 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Volumen 1
Informe relacionado del Cabildo, Justicia y Regimiento de la ciudad del Cuzco
biéndose el feliz éxito al anticipado aviso, que no se hubiera logrado con pér-
dida de dos horas, como se advertirá cuando se exponga este suceso. La cons-
tante residencia de este eclesiástico en su curato, le franqueó lugar á que la
tuviesen sus feligreses, y á servir de auxilio y consuelo á nuestras tropas en
aquel pueblo y transeuntes á las expediciones, por haber sido el antemural del
enemigo y mansion precisa á los principales jefes y oficiales de V. M., hacién-
dose por todo digno de que se haga esta memoria de su mérito, fidelidad y
amor á V. M.
Ayudó mucho á la misma defensa de aquellos pueblos y del puente
de Caycay, el fiel y diligente eclesiástico D. Felipe de Loarza, quien alentando
á los indios del pueblo de Oropesa y sus convecinos, le custodiaba y defen-
dia, dando frecuentes avisos de lo que ocurria, y continuó despues su mérito,
juntando gente de indios fieles y mozos, con que formó una columna, y pasó
con ella á servir en el ejército, con demostraciones leales y del mejor servicio
de V. M., de que habrán informado los jefes y comandantes. Se extendia la
atencion de este cabildo y junta de Guerra, no sólo á prevenir y premeditar
las disposiciones de la defensa, sino á cuidar de la reduccion de los rebeldes,
y que no vacilasen en la religion por falta de párrocos que les diesen pasto es-
piritual, porque habiéndose retirado muchos curas amedrentados, dispuso se
escogiesen religiosos de suficiencia y espíritu de los conventos de esta ciudad,
á quienes franqueó sus costos y gratificaciones para que pasasen á los pueblos
alterados y les predicasen, desengañándoles de los errores en que habian en-
trado y contribuyó mucho á esta cristiana y prudente providencia la pastoral
instruccion y facultades que les confirió el reverendo Obispo. Y cuando con
ella no se hubiese conseguido el santo fin que la promovió, se manifestó por
este cabildo, cuidados de que tuviesen ejecucion los católicos encargados de
las leyes, y esperimentasen estos vasallos, aunque ingratos, la piedad con que
V. M. les ampara. Al mismo tiempo el celo del prelado, impuesto en las sa-
crílegas operaciones del pérfido José Gabriel y sus secuaces, con que incen-
diaron la iglesia del pueblo de Sangarara; la irreverente violacion de los tem-
plos, sacando de ellos los ornamentos y vasos sagrados para usos indecentes,
y el menosprecio y malos tratamientos que hacian á los sacerdotes, tomó la
resolucion de anatematizarlos despachando á los pueblos los cedulónes que
contenian la declaracion de censuras que fijaron en muchos, por los curas
constantes y otros eclesiásticos que desecharon los temores. Entre los curas
que permanecieran en sus curatos sin amedrentarse de las amenazas que les
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