Page 153 - La Rebelión de Tupac Amaru Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
asiento. Manteníanse sin sujetar al rebelde los pueblos de Coporague y Yanrí,
que están en la serranía de la provincia de Tinta, gobernados por el fidelísimo
cacique D. Eugenio Sinanyuca, quien formando un cuerpo con los indios de
su parcialidad hizo frente á los rebelados y dió cuenta á este cabildo y junta,
pidiendo auxilio de armas, que no se le pudieron dar por la escasez de ella;
pero alentándole á su constancia, se le libró nombramiento de justicia mayor
para que tuviese mayor autoridad, encargándole se uniese con la gente fiel de
la provincia de Cailloma y de las del Callao, que estaban inmediatas, lo que no
pudo conseguir aunque lo solicitó, y haciendo por sí cuanta defensa pudo con-
tra el ejército del rebelde, fué desbaratado y preso; pero reservándole la vida,
le intentó persuadir á su partido confiándole el seguro de su casa y familia,
miéntras él seguia sus empresas, de cuya ocasion se valió para hacer fuga y
retirarse á la ciudad de Arequipa. Este noble cacique, por su lealtad y los pa-
decimientos que tuvo, es merecedor de la atencion y clemencia de V. M., y por
haber destinado á dos hijos suyos á servir en nuestro ejército. La provincia de
Chumbibilcas, antemural de la de Tinta por la parte del Sur, fué alterada por
los emisarios del rebelde que publicaron los edictos y papelones con que los
convocaba; su corregidor D. José Ignacio Campino se hallaba retirado en el
más distante partido de ella; diéronle noticia de esta novedad D. Valerio Veja-
rano, su dependiente, y el cura del pueblo de Libitaca D. Vicente Jaras, partici-
pándole tambien á este cabildo con la mayor presteza, y vino este eclesiástico
personalmente á comunicar lo que le pareció conveniente de la defensa de
aquella provincia, procediendo con celo y lealtad, como lo hizo despues, con-
fortando á sus feligreses y persuadiéndoles á la debida fidelidad con otros ser-
vicios que le califican de buen vasallo de V. M. y arreglado párroco. El corre-
gidor se condujo aceleradamente al pueblo nombrado Velille, el que hallo
sublevado á favor del traidor, que no pudo resistirle con la poca gente españo-
la que tenía; y si no le hubiese amparado con disimulada ocultacion el cura D.
Francisco Antonio de Areta, hubiera sido preso ó muerto por los enemigos, de
cuya furia se libró retirándose con mucho riesgo por ocultas veredas de la ju-
risdiccion de la provincia, infestada toda de los secuaces del rebelde, dejando
en poder de ellos sus bienes y la plata recaudada de los Reales tributos, y que-
dando todos los pueblos á devocion del enemigo, se retiraron todos los espa-
ñoles y mestizos á esta ciudad, donde se presentaron á la junta y fueron desti-
nados á servir en el cuerpo de caballería ligera, como se ha referido; el citado
cura Areta padeció mucho por el amparo dado al corregidor Campino, y otros
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