Page 84 - José de la Riva Aguero - Vol-1
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Volumen 1
Documentos varios
Esta Real orden aprobatoria de mi conducta fue librada a consecuen-
cia de los informes de la Contaduria general de la America meridional, del
dictamen del Señor Fiscal del cuerpo, y de la consulta que este Supremo Tri-
bunal hizo á Su Majestad para que se me declare haber obrado bien en la cita-
da renuncia, y que se me colocare en un Empleo fuera del Tribunal de cuentas,
como yo solicitaba, y correspondiente á mis meritos y circunstancias, como
estaba ordenado á Vuestra Excelencia en reales ordenes de 25 de Marzo de
1810 y 13 de Agosto de 1812, que prevenian se me mejorase de Empleo al que
yo obtenia en el Tribunal.
Me ha sido indispensable el referir este suceso por ser el origen de
todas las persecusiones que he sufrido y sufro. El pueblo, ignorante siempre,
confundio la accion de la renuncia, en si tan noble y tan necesaria, como que
en ella estaba ligado mi honor, con el desprecio al Empleo. De aqui puede ha-
ber nacido en alguno que otro hombre torpe, el clasificarme de poco afecto á
la persona del Excelentisimo Señor antecesor de Vuestra Excelencia, confun-
diendo la causa con el efecto; y deduciendo de este principio falso, consecuen-
cias torcidas, han querido por capricho ó malignidad indagar los secretos de
mi alma, y juzgarme hasta en los pensamientos que no he tenido.
A vista pues de que mi renuncia no fue obra de aversión al Real ser-
vicio, sino de la necesidad de conservar mi honor, y que mi resolución de de-
jarlo bajo la correspondiente exclamación, ha sido aprobada por su Majestad;
¿quien podra sin la mayor perfidia y temeridad, sindicarme este procedimiento?
Dejo satisfecho con obras y razones incontextables, quan atroz y vil-
mente e sido sindicado y calumniado. El proceso seguido contra esos ladrones,
sera seguramente mi mayor defensa, pues sus dichos apareceran desnudos de
toda verdad y por consiguiente sin apoyo ni comprobacion alguna. ¡Que in-
fluxo tan grande es el de la Justicia, que no obstante las intrigas que unen á los
malvados, jamas pueden quitar el imperio á la virtud; pues con el tiempo toda
calumnia queda aniquilada! La verdad triunfa siempre de la impostura, y el
justo con la paciencia, logra al fin el triunfo inseparable de la virtud.
Dejo desvanecidos los juicios mal formados que concibieron algunos
necios acerca de mi renuncia del Empleo, ahora manifestare el que por ella
han concebido los enemigos, y quienes pueden haberles persuadido á que me es-
crivan, en el caso de ser cierto que hayan perdido el tiempo en acordarse de mi.
No seria nada estraño que algunos sugetos despreciables y de poco
valer, hubiesen tomado el arvitrio de escribir á los enemigos, figurando que
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