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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
Vida y obra de José de la Riva Agüero
también les escrivian las personas de primera distinción de la capital. [Al mar-
gen: ó asegurándoles que eran adeptos á su sistema.] Este arvitrio, á la verdad
hubiera sido muy lisonjero á los enemigos, pues hallandose con cartas aunque
supuestas, de los que justamente debian esperar que fuesen sus contrarios,
les adelantarla sus planes de imbasion, tanto mas segura, quanto el influxo y
nombre de las personas, con quienes contaban, fuese de mayor consideración.
Por esto sin duda escrivieron según se dijo Vuestra Excelencia la [Al mar-
gen: en la ciudad publicamente=] al Señor Marques de Montemira, al Señor
Subinspector General, y á una inmensidad de titulos de Castilla, y personas
de alto caracter. Si efectivamente hubiese sucedido esta hipotesis tan verosi-
mil, ¿que vigor y nuevo aspecto no tomaría el partido revolucionario de Chile
y Buenos Aires, si contasen con las principales personas de Lima? Asi pues
en concepto de todos los sensatos, debe considerarse esto un imposible; pero
también debe confesarse, que si asi lo han hecho, son sus autores consumados
intrigantes; pues logran engañar á los enemigos para precipitarlos en su em-
presa de conquistar el Perú (cosa imposible) y mueven al mismo tiempo los
ánimos mal contentos de Lima y de todo el Virreynato para encender el fuego
de la insurreccion.
La publicación de que los enemigos han escrito á semejantes sugetos
de la Capital, es en mi concepto mas dañosa á la causa del Rey; que defende-
mos, que todas las proclamas que han hachado los enemigos.
Si todos los vecinos honrados de Lima están expuestos á estos lazos
que les tiende la perversidad de los enemigos domesticos y de afuera á ¿quan-
to; ¿quanto mas no lo estaré yo, por haver sido publica mi renuncia del Em-
pleo y sus insidencias? Hay mas para dañarme. Entre los perversos que toma-
ron partido con Cocrane en Guacho, se encuentran Don Juan Franco, soldado
de la Concordia, que desde la formacion del regimiento fue voluntario de mi
compañia, con cuyo motivo me conoce; y Don N. Requena Presbitero, me co-
nocio desde ahora quince ó mas años con motivo de un caballo que le compre
en doscientos y cincuenta pesos. Despues de tener yo el caballo, vino á mi casa
varias ocaciones, decia, á ver el caballo que era tan hermoso. [Al margen: Des-
de esa epoca no volvi á ver ese clerigo hasta ahora siete ú ocho años que vino
á visitarme un día á mi casa, y me dijo que havia viajado á oponerse á curado
, y que contava con el favor de Don Joaquin Bonet, cuya casa era para el como
propia.] Estos dos, se dice; han fugado con los enemigos. Y que hay que estrañar
pues que estos me tengan presente, quando están con ellos Franco y Requena?
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