Page 110 - Debate Constitucional 1993 - Tomo I
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el momento de tratar lo que se refiere a trabajo,  gado, que ha sido brillantemente sustentada por
                  debemos considerar los acápites que realmente  Lourdes Flores; y otra oponiéndose a ese agrega-
                  corresponden a la mujer.                    do, que ha sido brillantemente sustentada por
                                                              Martha Chávez.
                  Gracias, señor Presidente.
                                                              Ya somos "mayorcitos". El señor Rey nos lo pone
                  El señor PRESIDENTE.— Señor Marcenaro,      más simple: no tenemos tiempo. Ya hay dos posi-
                  tiene la palabra.                           ciones. Bueno, son adultos, que voten como les
                                                              parece. Yo ya sé cómo voy a votar. Resulta que
                  El señor MARCENARO FRERS (NM-C90).—         esto lo hemos discutido "horrores" en la Comi-
                  Señor Presidente: Quiero tratar de demostrar  sión de Constitución, y ahora el Congreso se ha
                  gráficamente a qué error podría llevarnos si acep-  vuelto una Comisión de Constitución ampliada.
                  tamos la fórmula tal como ha sido planteada: "El
                  varón y la mujer tienen iguales oportunidades y  Y así, le aseguro, señor Presidente, que no sólo
                  responsabilidades, sin perjuicio de las disposicio-  no habrá Constitución en julio de 1993, sino que
                  nes que les son propias". Es decir, tienen iguales  no habrá Constitución en julio de 1995. Aquí hay
                  responsabilidades, pero si hay alguna norma pro-  dos bandos: quienes colaboramos de buena fe
                  pia no lo sería así.                        para hacer la Constitución, y quienes inventan
                                                              los diez mil artilugios para sabotear esta labor.
                  Recordemos la gran batalla que se dio en el Có-  Es necesario que la Mesa adopte una actitud. Es
                  digo Civil actual para modificar lo que se esta-  la segunda vez que la Mesa dice que se acabó la
                  blecía en los códigos anteriores, en los cuales no  votación...
                  había las mismas responsabilidades. En ellos se
                  decía que el hombre mantiene la casa, que la  Yo retiro todo, señor. Aquí no he ofendido a na-
                  mujer se queda en la casa trabajando para que el  die en particular. Retiro todo, me humillo, hago
                  hombre pueda salir a trabajar a la calle, etcéte-  lo que usted quiera. Si yo le he pedido perdones
                  ra; es decir, normas que establecían una serie de  al doctor Pease, qué no le pediría a la señora
                  discriminaciones.                           Helfer si estamos en un matriarcado. Ella está
                                                              hablando sin que yo le haya dado autorización.
                  Costó un gran esfuerzo igualar todo el sistema  Yo estoy interrumpiendo. Ella me ha interrum-
                                                              pido a mí. Ella hace lo que quiere. Pase usted a
                  con el fin de que hoy día el Código reconozca que
                  el hogar lo mantiene el varón y la mujer; que el  la Presidencia, señora.
                  domicilio lo señalan el varón y la mujer; y que  Yo no le puedo dar una interrupción, señora, no
                  todos los derechos le corresponden, en cuanto a  le puedo dar la interrupción...
                  los hijos, al varón y a la mujer.
                                                              No. Él tampoco, porque a mí el señor Marcenaro
                  Si aceptáramos esta introducción, podría el día  me ha dado una interrupción, y no hay interrup-
                  de mañana pensarse que se da una ley propia en  ción de interrupción. De manera que me humi-
                  la cual se vuelve a establecer esta diferencia en-  llo, le pido mil disculpas, pero no le puedo dar lo
                  tre el varón y la mujer, en la medida en que en  que el Reglamento no autoriza; salvo que se au-
                  casos especiales podrían no tener las mismas res-  torice a violar el Reglamento que manejan las
                  ponsabilidades, y estaríamos abriendo la puerta  damas.
                  nuevamente a estas odiosas diferencias que tan-
                  to daño han hecho.                          El señor PRESIDENTE.— Perdón, vamos a
                                                              pasar...
                  El señor CHIRINOS SOTO (R).— ¿Me per-
                  mite una interrupción?                      Sí, señor Pease.
                  El señor MARCENARO FRERS (NM-C90).—         El señor PEASE GARCÍA (R).— Señor Presi-
                  Sí, doctor Chirinos, con la venia de la Presiden-  dente: La señora Helfer no ha interrumpido. No
                  cia.                                        nos olvidemos, pues, que hay maneras y mane-
                                                              ras; y hay maneras también de ridiculizar.
                  El señor PRESIDENTE.— Puede interrum-
                  pir, señor Chirinos.                        Cuando se plantean cuestiones que merecen ser
                                                              discutidas, y se dice que no estamos sino para
                  El señor CHIRINOS SOTO (R).— Con su ve-     sabotear los plazos que quiere la mayoría, y está
                  nia, señor Presidente.                      hablando un señor de la mayoría y hace una ob-
                                                              servación que me parece importante, no es posi-
                  Aquí hay dos posiciones: una, la de hacer ese agre-  ble que no nos respetemos.



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