Page 144 - Padres de la Patria
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su  temor  y  desconfianza,  y  ahora  manifiesta  al  Congreso  la  perplejidad  que
                  constantemente la ha agitado, viéndose por una parte obligada a no apartarse
                  de las bases juradas, y por otra a condescender con observaciones tomadas de
                  la  situación  misma  de  la  República;  de  suerte  que,  conducido  el  espíritu  del
                  proyecto  a  un  punto  determinado,  no  ha  estado  en  arbitrio  de  la  Comisión
                  proponer reglas  disconformes, que aunque no hubiesen sido las más acertadas,
                  habrían  apresurado  por  lo  menos  el  curso  de  las  tareas.    Sobre  todo,  la
                  experiencia,  que  es  la  maestra  de  los  legisladores,  deberá  decidir  de  este
                  ensayo, que para esto ha declarado que la presente Constitución queda sujeta a
                  la ratificación o reforma de un Congreso general, compuesto de los diputados de
                  todas las provincias actualmente libres y de todas las que fueren desocupadas
                  por el enemigo, terminada la guerra.

                  ¡Quiera el cielo que los pueblos reciban este código con el mismo amor con que
                  los primero representantes del Perú han procurado formarlo, para asegurar esa
                  libertad  porque  se  está  derramando  tanta  sangre;  esa  libertad,  en  fin,  que  los
                  mismos pueblos no conocen, y que siendo la que ellos quieren y la que pueden
                  darse  soberanamente,  la  desprecian,  regocijándose  de  otra  aparente  que  los
                  astutos tiranos, suelen predicarles!

                  Si  el  Perú,  señor,  reconoce  los  trabajos  del  Congreso,  que  por  su  expreso  y
                  espontáneo voto se ha reunido a constituirlo y darle una forma de gobierno, el
                  Perú está en marcha a una libertad gloriosa, porque ha empezado a estimar la
                  obra de sus propias manos, la expresión más sencilla de su voluntad soberana.

                  Sala de la Comisión, en Lima, junio 14 de 1823.

                  Toribio Rodríguez.- Hipólito Unanue.- Carlos Pedemonte.- Justo Figuerola.- José
                  Sánchez  Carrión.-  José  Gregorio  Paredes.-  José  Pezet.-  Francisco  Javier
                  Mariátegui.




































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