Page 143 - Padres de la Patria
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Últimamente,  sin  la  inviolabilidad  de  las  propiedades  intelectuales,  quedaría
                  defraudado  el  derecho  más  sacrosanto  del  hombre,  cual  es  el  de  gozar
                  exclusivamente  de  una  utilidad  que  propiamente  puede  llamarse  suya.    Las
                  demás adquisiciones, frutos de un trabajo corporal, sin embargo de que parecen
                  comunes, por la multiplicidad del medios con que se logren, siempre se reputan
                  sagradas,  porque  el  hombre,  en  su  incorporación  a  la  sociedad,  no  pudo
                  renunciar, como inherente a su naturaleza, la aptitud industrial con que torna en
                  su  provecho  los  recursos  humanos.    Con  mucha  mayor  razón  deberán  serlo,
                  pues, respetadas aquellas propiedades que emanan de una dote especial que el
                  cielo concede en la claridad y perspicacia de lo que llamamos talento.

                  Por lo demás, la Comisión cree que planes y reglamentos generales uniformen
                  la enseñanza, insistiendo sólo en que todos los pueblos de la República logren la
                  instrucción  necesaria,  tanto  por  que  les  es  un  derecho  indisputable,  como
                  porque, naciente todavía el Estado, necesita de que los padres de la patria se
                  contraigan de una manera muy particular a este objeto, certificándose de que el
                  pueblo  más  pequeño  ha  conseguido  siquiera  una  escuela  para  su  instrucción
                  primaria,  y  que  la    capital  de  cada  departamento  tiene  una  universidad  bien
                  organizada para el estudio de las ciencias.

                  El  último  medio  de  afianzar  el  gobierno  es  la  observancia  de  las  leyes
                  fundamentales que lo constituyen.  Sin ella todo es inútil, y mejor sería que ni los
                  pueblos dictasen sus leyes ni que se afanasen por crearse instituciones.  Y este
                  es el punto capital de que va a depender la conservación y engrandecimiento de
                  la  República,  o  su  total  ruina,  por  no  decir  la  vergüenza  de  no  poder  hacer
                  cumplideros los votos de un pueblo que se ha puesto en el rango de los libres.
                  Debilitado  el  vigor  de  algunas  de  las  leyes  fundamentales,  se  ha  puesto  la
                  primera base de desmoralización al pueblo, por consiguiente, es un deber de la
                  Representación  Nacional  examinar,  ante  todo,  las  infracciones  de  la
                  Constitución, sin que quede en pura teoría la responsabilidad de los infractores;
                  así como es obligación de todo ciudadano reclamar el cumplimiento de la carta
                  de sus libertades, y de todo funcionario público invocar al Ser Supremo como
                  testigo de su fidelidad a la Constitución, al tomar posesión de su cargo; que si
                  bien, por desgracia nuestra, a reverso del otorgamiento más augusto que puede
                  practicar el hombre, vemos ya escrita su infame perfidia, sépase a lo menos que
                  no sólo ha despreciado la opinión general, sino también insultado a la Divinidad
                  misma.

                  Termina  el  proyecto  con  la  declaración  especial  de  los  principales  derechos
                  sociales  e  individuales;  porque,  aunque  por  el  tenor  de  las  partes  anteriores
                  están afianzados solemnemente, ha parecido necesario el que se lean como en
                  tabla separada, para inculcar constantemente su respetabilidad; para que leídos
                  con  frecuencia exciten la meditación de los ciudadanos, y para que instruido el
                  pueblo de que este es el último resultado de su sujeción a las trabas sociales, se
                  empeñe en recobrarlos, como que pudiendo serles difícil entender las otras leyes
                  que los cautelan, por este medio les será muy claro saber que se ha atacado su
                  libertad civil, su seguridad, propiedad, etc.

                  Con este capítulo ha concluido la Comisión la grande obra que la dignidad del
                  Congreso fió a sus pocas luces.  Ya en el progreso de este análisis ha indicado



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