Page 18 - Manual de Técnicas Legislativas
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así como la adecuación de la función parlamentaria a las ventajas
tecnológicas prevaleciendo las comisiones parlamentarias legislativas
y la automatización de los principales procesos administrativos; todos
componentes fundamentales del “Congreso del Bicentenario” que tiene
previsto entregar en julio del presente año junto a los congresistas Luis
Roel Alva, segundo vicepresidente, y Matilde Fernández Florez, tercera
vicepresidenta. El segundo matiz es técnico porque esta edición completa
una tarea iniciada nuevamente en el Departamento de Comisiones,
a cargo de destacados profesionales del servicio parlamentario con
probada vocación institucionalista. El tercero, consagra la relación
personal antes señalada, la espera esta vez ocurrió en la Oficialía
Mayor confiriéndome el honor de participar activamente y presenciar con
orgullo el nacimiento de la presente edición, aprobada mediante Acuerdo
de Mesa 106-2020-2021/MESA-CR, que impregna a esta herramienta
práctica en la cultura organizacional del Congreso de la República.
Sería demasiado ambicioso pensar en “La Ciencia de la Legislación”
tratada por el napolitano Gaetano Filangieri o en la inspiración de Jeremy
Bentham plasmada en su “Nomografía o Arte de Legislar” (1804), pero,
sin duda alguna, nos adscribimos a la necesidad de hacer buenas leyes,
utilizando la lógica, la argumentación y el buen uso del lenguaje, en lo
18 cual coinciden ambos autores.
Manual de Técnica Legislativa en casi una década de vigencia, marca un antes y un después en la
Es imposible dejar de reconocer que el Manual de Técnica Legislativa,
función parlamentaria legislativa. Para relevar su valía nos serviremos
de dos aspectos: i) ha logrado vencer lo que hemos denominado, en
varios momentos de nuestra breve actividad académica, el “síndrome de
Penélope”, generado por la alta rotación de la tecnocracia parlamentaria
y uno de los peores enemigos que enfrenta la gestión pública. En
psicología, este síndrome es identificado cuando la espera se convierte
en una constante existencial. Consideramos que en la gestión pública
dicha constante reside en el binomio hacer-deshacer, es decir, el
funcionario de turno descalifica y borra de un plumazo el avance de su
antecesor para empezar de nuevo; no importa sacrificar instrumentos
valiosos, información útil y considerables recursos porque la cultura de la
continuidad y la cultura de la evaluación siguen ausentes; sin embargo, el
manual logró superar con creces a tamaño “síndrome”; y ii) ha permitido
que desde el Centro de Estudios Constitucionales y Parlamentarios