Page 274 - Vida y Obra de Vizcardo Guzman - Vol-1
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Volumen 1
Viscardo y la rebelión de Túpac Amaru
fuerzas que trabajan tal vez inútilmente para guardar dominios estériles —a
fin de favorecer los tumultos del Perú y apoyar al partido del inca que va a
prevalecer solo— Inglaterra se abriría una fuente de riqueza y fuerza que la
resarciría de los daños que sufre en la guerre presente.
Yo he hablado con una persona que conoce esos países quien me ha
asegurado que —si Inglaterra con su usual previsión enviase al Mar del Sur,
dicho Mar Pacífico, seis o cinco buques de guerra capaces de deshacer las po-
cas fuerzas que actualmente España tiene allá y además solamente cuatrocien-
tos hombres de tropa selecta con dobles oficiales, quienes desembarcan al ex-
celente puerto de Arica, o también un poco más abajo al puerto de Arantac, 10
leguas lejos desde Arequipa y dos o tres desde Moquegua, (estos dos puertos
están a la disposición de quien quiere desembarcar), con un número suficiente
de armas de fuego que dan o venden con ventaja a aquellos pueblos que tienen
muchísima escasez de armas y que según lo que me han asegurado, estarán
en gran parte armados de hondas y palos endurecidos al fuego— si Inglaterra,
digo, hiciese este solo sacrificio— para su salud segura... etc.; es demasiado
largo hacer la enumeración de las ventajas que sacaría.
Me hace reir, amigo, lo que Ud. me escribe y que teme de los jesuí-
tas peruanos expatriados, cuyo resentimiento —dice Ud.— por la injusticia
sufrida, podría hacer sentir a España haberles dado el permiso de respirar el
aire libre de Italia; Ud. no conoce su manera de pensar; capaces de sufrir todo
con paciencia gracias a testigo de su buena conciencia, piensan en recibir el
galardón como cristianos; Ud. sabe bien cómo se han conducido en Paraguay
en el caso de su expulsión: un solo gesto de los vecinos gobernadores ha sido
suficiente para hacerlos salir, pudiendo ellos a la primera orden disponer de
20 o 30 mil hombres bien armados y disciplinados etc; ellos son curas y se
creerían contaminados al mezclarse en cosas parecidas.
Sin embargo si se encontrase a alguien capaz de empeñarse en empre-
sas parecidas, que hubiera nacido en aquellos lugares, que estuviese dotado
de mediocre talento y que pudiese corregir las ideas mal arregladas que los
europeos tenemos a propósito de aquellos países gracias a la celosía de los
españoles un hombre parecido podría tal vez valer algo.
Pero ¿en dónde estará este hombre? Yo soy etc. Me olvidaba de decir
que la celosía y prudencia conocidas de los españoles ha prohibido —en los
países circunvecinos al Perú que todavía están bajo la sumisión española—
que se escriba en Europa toda noticia concerniente a los presentes tumultos
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