Page 264 - Vida y Obra de Vizcardo Guzman - Vol-1
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Volumen 1
Viscardo y la rebelión de Túpac Amaru
sugerir sus mismas ideas a los vecinos de la ciudad de Trugillo, una de las más
abanzadas por aquella parte a dicho reyno; y para ello escrivieron una carta a
su Cavildo en fecha 7 de agosto, por la qual los combidaron a confederarse con
ellos, proponiéndole muchos beneficios y expresándoles que ya marchaban a
esperar su respuesta en las inmediaciones de aquella ciudad.
Con esta novedad los trugillanos, intrépidos, tocaron la generala, y
con unos pocos fusiles que se pudieron encontrar, lanzas, espadas y garrotes,
se armaron hasta 700 de ellos, que marcharon a los confines de la juridicción,
con los pocos víveres que su suma pobreza pudo acopiar, y acamparon a las
orillas del pueblo de La Mesa, habiendo antes despachado a la ciudad de Ma-
racaybo y a esta capital a pedir socorros, para impedir la entrada de los suble-
vados. De la primera, como más inmediata, pudieron llegar oportunamente
120 hombres y quatro pedreros, con que les auxilió su gobernador, al mando
del general don Francisco de Aburquerque.
El día 16 del mismo agosto llegaron los sublevados a aquel sitio, hasta
el número de mil y quinientos hombres; pero, habiéndose formado los trugi-
llanos en un parage estrecho y ventajoso por donde debían pasar precisamen-
te aquéllos, y declarándoles su fiel resolución de oponerse a sus designios y
defender los derechos de nuestro soberano, pretextando los capitanes de los
conjurados que su solo ánimo era entrar de paz y que, pues no la querían, se
quedasen en ella, que ellos se volverían a gozar de su beneficio, se retiraron a
la expresada ciudad de Mérida a reforzarse con mucho número de gente, que
se asegura haberles llegado de La Grita y otros pueblos del proprio reyno de
Santa Fee, con designio de atacar la enunciada ciudad de Trugillo, a cuyo efec-
to se hallaban ya, según afirmaban las últimas noticias, con más de cinco mil
hombres; pero las mismas nos aseguran que la resistencia de los trugillanos
será gloriosa, pues no obstante la superioridad de las fuerzas contrarias, se
hallaban dispuestos a rechazarlos a toda costa y sacrificar sus vidas antes que
deferir a sus ideas.
Crehemos que puedan haber llegado tempestivamente los piquetes
que en su auxilio hizo marchar este capitán general immediatamente que tubo
noticia de las primeras novedades, pues el 20 del citado agosto salieron de los
batallones de milicias regladas de los valles de Aragua cien hombres al mando
de don Juan Romero, y otros ciento de los de Valencia y treinta cavallos al
mando del capitán don Miguel Martínez, y últimamente, el 8 del que corre,
marcharon de esta capital docientos hombres de infantería y treinta cavallos
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