Page 16 - Vida y Obra de Vizcardo Guzman - Vol-1
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Volumen 1
Prólogo a la segunda edición
mismo se presenta como fuente por haber nacido y vivido en el Perú hasta
los veinte años, en una actitud que hace recordar al Inca Garcilaso de la Vega
cuando se presentaba él mismo como la principal fuente de sus Comentarios
reales de los incas (1609 y 1617).
Viscardo habla de la ruptura del «equilibrio entre las diferentes razas
que forman la población del Perú», recelosas entre sí y esto impedía mani-
festar el «disgusto y resentimiento que cada una tenía contra el gobierno» y,
además, gracias al control y ascendiente que sobre las clases mixtas ejercen los
criollos, «más ilustrados, más robustos, más intrepidos y menos vejados» que
las castas. Sobre el odio de los indios contra los españoles europeos —quienes
tienen el poder de vejarlos—, Viscardo resalta que no se da lo mismo para
con los españoles americanos o criollos, y pone el ejemplo de la acción de los
jesuitas al apaciguar a los indios y mestizos de Quito en la rebelión de Quito
en 1764. Luego de aseverar que los criollos e indios se han convertido «casi
en un mismo pueblo», Viscardo dice que ahora tienen un mismo sentimiento
de «sacudir un yugo por todos aborrecido» y forman hoy «un todo político»
dirigido por los criollos que ocupan «el primer lugar, las razas mestizas el se-
gundo y los indios el último». Refiere que no entendería la rebelión de Túpac
Amaru sin la participación de criollos, pero indica que el jefe de una supuesta
alianza entre las principales ciudades andinas tendría que ser el marqués de
Valleumbroso, criollo de ascendencia incaica y mucha influencia política y
económica en el Cusco (1998, t. I:12-14).
La carta del 30 de setiembre de 1781 incluye lo que Viscardo denomi-
na un breve ensayo sobre el resultado de la rebelión y de la ayuda que pide a
Inglaterra. Vaticina que toda Sudamérica se separará de España tras el Perú y
«por largo tiempo solamente Inglaterra gozará sus productos», toda la riqueza
de ese enorme país de más de siete millones de personas. Concluye que «la
revolución del Perú la resarcirá [a Inglaterra] de los desastres de esta guerra
con ventajas que nunca hubiera esperado» para persuadir al gobierno inglés
de que intervenga militarmente con las tropas que se sabía Inglaterra tenía en
Buenos Aires y otras fuerzas en los demás puntos del continente. Augura a los
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6. Viscardo llama Bonifacio Casimiro a José Gabriel Túpac Amaru y esto llama la atención puesto que
podría señalar que, en realidad, no se conocieron personalmente (o no intimaron) en sus años de es-
tudios en las escuelas de los jesuitas en el Cusco a pesar de haber coincidido en el tiempo. Se equivoca
también Viscardo al indicar que Túpac Amaru estudió jurisprudencia en el colegio jesuita de San Martín
en Lima, donde estudiaba —dice— la nobleza española. La referencia falsa al bloqueo de Lima, en Vis-
cardo (1998, t. I: 5). Sobre la información de Vizcardo acerca de la gran rebelión del surandino, ver el
texto de Scarlett O´Phelan Godoy en Varios autores (1999, t. I: 315-334).
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