Page 316 - La Rebelión de Huanuco - vol 3
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Volumen 3
Autos seguidos sobre el descubrimiento de los autores de la rebelión de Huánuco - Segunda parte
y presumciones: los comparo al ciego, que habla por que oyó, y no por que
vió; en consequencia de que estando presentes los principales Caudillos, que
movieron y governaron alos Yndios, y complices en la Ynsurreccion, ni han
tenido que mesclarme en ella, ni menos que negarme las ocurrencias, que
llegaron á mi noticia, y en el momento elebé á la de estos Señores Magistrados
para que tomasen las precauciones, que les acomodase; todo está probado por
sus propias declaraciones, que se encuentran en el Proceso, de que seme ha co-
municado traslado, y en las que á pedimento mio se han recibido nuevamente,
y se incertan á esta respuesta con la solemnidad necesaria.
El primero que me acusa es Don Manuel de la Cruz Alvarado, quien en
la adicion que hace á continuacion de su declaracion de 24 de Marso, asegura
«Que Don Mariano Velez le dijo: que una muger llamada Manuela le contó,
que de resultas de una pelea, que hubo la noche de Carnavales con Quintana,
y otros del País, se refugió Jose Rodriguez en su casa, adonde fue Jose Marin,
y lo despachó á aquel con cartas seductivas a los Pueblos de abajo» Velez en
su declaracion que hace al subsequente dia confronta en esto; pero como nada
habia de realidad, aunque se juramenta á la muger, nada tampoco declara, y
todo lo desvanece el comparendo, que se hace en 26 de dicho mes; sin nece-
sidad de mendigar pruebas, los mismo Deponentes vindican mi inocencia, y
exclarecen el equivoco, que tubieron Velez, y Alvarado.
Don Nicolás Basualdo en la serie de los que me acusan es el segundo:
despues que ignora lo que contiene la pregunta 8a. con que sele interroga:
«Añade, que publicamente se decia, que el hijo de Marin llamado Jose há sido
el Autor de la Revolucion» si como enel concepto del vulgo, de quien tomó
este testigo la noticia, fuese realmente verdadera; merecia espiar mi delito, sin
que le valiese indulgencia; aunque de todo punto se borrasen aquellos traba-
jos, y desvelos, con que mi fidelidad há sacrificado su vida, y serbido en la Yn-
surreccion á esta Republica, y su Patria. Parece, que lo absoluto de su Adicion
es innegable: que la debe aclamar la tencion mas considerada, por quanto en
lo subercivo de esta Anarquia irreflexivamente me acrimina: debía el testigo
haber contrapesado su deposicion con la certidumbre que le correspondía, á
causa de que por lo regular el vulgo publica lo que le acomoda. junta nuevos
complices á sus suposiciones; y a sus voces vagas, les añade succesores, hasta
el extremo de que deslabonandose por sus tramites los monumentos de con-
versaciones en que por solo un concepto herrado se acrimina a un inocente;
descubierto todo, sino comete el testigo un perjurio, no se escapa de executar
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