Page 320 - La Rebelión de Huanuco - vol 3
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Volumen  3
                        Autos seguidos sobre el descubrimiento de los autores de la rebelión de Huánuco - Segunda parte
            y mi estada entre los Ynsurgentes, quantos por nuestra infelicidad quedamos
            en la ciudad, tantos era preciso que por escapár las vidas nos sojuzgasémos á
            la voluntad de esos mismos Ynsurgentes; y no podía ser crimen el hablar, ó
            comunicar con ellos, aun á pesar de que quedase turbada entre los arcanos del
            pecho la fidelidad de que estaban poseidos nuestros corazones. Y por estas in-
            voluntarias conversaciones, ¿quien podrá justamente manchar el honor de un
            Patriota leal, que no podría ocultarse, ni huir de esos Ynsurgentes?. Y lo terce-
            ro ¿por que infiere el testigo sin el menor dato, que despues que estube largo
            rato en la calle con Rodriguez fue este á comboyar á los Yndios? Acaso ¿será
            posible que esos Yndios pudiesen estár a mi devocion, y ordenes, despues que
            presenté el papel que me escrivieron á este Cavallero Subdelegado á quien te-
            mían, y ovedecian por su Juez? ¿Será creible que un enemigo como Rodrigues
            que no se olvidaba de la denuncia que contra él, hize (segun Berrospi en el
            lugar citado de su declarasion) se llevase de mis persuaciones para comboyar
            á los Yndios que comandava, quienes notoriamente eran mis rivales? traté no
            hay duda con Rodriguez en la calle de Santo Domingo, mas no fueron puntos
            de Ynsurreccion, sino de daños, y robos que le hicieron á mi Padre en su Cha-
            cra de Huarapa, saqueos, y ladroneras que executaron en la tienda, en cuya
            secion expresaba por menor, y con distincion todo aquellos que me llebaron:
            este fue el motivo para que nos hubiesemos detenido largo rato, y no tratar de
            que se comboyasen Yndios, que en el momento se ebaquaba. En consequencia
            delo expuesto, y en vista de las confesiones y demas noticias, que nos ministra
            el Proceso, parece que el entendimiento mas rudo discernirá sin deterner-
            se, que Tello puso en duda la verdad del juramento, que hiso; y por solo un
            Espiritu de acriminarme, quiso inferir que Rodrigues á instancia mia pasó a
            comboyar Yndios: á vista de la censura tacita, que le he hecho, la consequencia
            es clara del peligro, en que puso aquel su declaracion; pues todos los testigos,
            que en los Autos mencionan mi nombre, muy al contrario deponen de lo que
            él, á cuyo dicho jamás podré estar por lo malicioso, é irritante, en que se halla
            concebida su declaracion; que mas parece hecha por un enemigo capital, que
            por un testigo, que sinceramente y sin exageracion debe hablar la verdad, y
            con puresa.
                    El Secretario Don Nicolás Ambrocio de Ariza en la 7a. pregunta dela
            declaracion, que hace en 26 de Marso asegura, que de orden del Alcalde Or-
            dinario Don Pedro Espinosa fui llamado, para que declarase quienes eran
            los principales sugetos, que propendian al Alsamiento; y que sin embargo



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