Page 115 - La Rebelión de Huánuco. Vol 1
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Huánuco de 1812
            de ellos pueden ser meros quechuismos: quipes, layetones, guarapo, alfanser,
            cachuas, huarache, bolo o quete, cahuallo, juanchillo, chiche, curi, guañuri,
            huaraca, Huañay, etc.
                    Es muy copioso, asimismo, el elenco de apodos y remoquetes gentili-
            cios, algunos de los cuales se usaron como apellidos, derivados de modalida-
            des locales, indumentaria, o con un contenido denigratorio. Enunciamos, en
            forma indiferenciada, los que se reiteran en los expedientes, a saber: pisun-
            ga, cholo lambe plato, manteca, arrendador coco, calamaco, vero, viro, huete,
            hueru, achapura, yachachay, huayabo, yanaguagua, huaynaleh, cuete, puico,
            vius-vius, ninacuro, sucsuputu, cañapa, sahausay, olluco, cabro, etc. Entre los
            huanuqueñismos que corresponden a lugares o sitios conocidos de la ciudad,
            figuran Calamaco, Rumichaca, Cashapata, Pillcurumi, varios de ellos ya men-
            cionados anteriormente.




                             NORMAS DE LA TRANSCRIPCIÓN PALEOGRÁFICA

                    En la edición de este corpus, de carácter histórico y con fines de inves-
            tigación, se ha mantenido invariable la ortografía original de los documen-
            tos.   Tan ceñido respeto a los textos se justifica porque conceptuamos básico
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            y del más sugestivo interés, la aprehensión, en todas sus agibles manifesta-
            ciones, de la mentalidad de los hombres que protagonizaron los sucesos de
            la rebelión, provenientes, en su gran mayoría de las clases populares, mestiza
            e indígena; y aún en el caso de los criollos o patricios huanuqueños, los que
            tuvieron actuación en el movimiento revolucionario eran, en su gran mayo-
            ría, de escaso nivel cultural. Confiamos en la utilidad de esta documentación,
            presentada según estas pautas, no sólo para el historiador, sino también para
            otros científicos que informan sus investigaciones en fuentes de esta índole.
                    Se observa la fidelidad al lenguaje, a las veces poco inteligible de los
            indios ladinos o de los que se expresan por intérpretes, y a la diversa ortografía
            de los nombres propios en los términos quechuas y castellanos que varía aún
            dentro de una misma pieza documental. Se mantiene, asimismo, la ortogra-
            fía de los arcaísmos, peruanismos, huanuqueñismos y quechuismos, así como

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            60. Hemos seguido en lo agible las normas para la transcripción de documentos históricos hispanoamericanos, recomendadas por la
            I° Reunión Interamericana de Archivos, celebrada en Washington el año de 1961. Cf. Resolución N° 9. [Nota de la autora].


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