Page 592 - Guerrillas y montoneras durante la Independencia - Vol-6
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Volumen 6
Anexos de 1820-1825
de sus armas se prometía hacer temblar el universo. El Perú este Altar santo,
donde por siglos no ha sesado de inmolar victimas el desencadenado furor
Español, lloraba su plantado de Leones famélicos. De aqui salían las lineas que
bomitando confucion y espanto por todas partes, alimentaban su crueldad
con la sangre de hombres indefensos, y vibraban rayos sobre los infelices, que
dominaban con un setro de Yerro. Tal fué oyentes mios nuestro deplorable
estado en los asiagos días de Febrero y Marzo. Aumentoso nuestra pena con
las diviciones intestinas que pa- ralisaban el progreso de nuestras armas, y
enlutáronse nuestros corasones con la escandalosa deserción de Torre-Tagle, y
Verindoaga. Año verdaderamente funesto en sus principios, pues no dibísaba-
mos por todas partes mas que espantosas imágenes de una esclavitud eterna.
Los tiranos sobervios con los triunfos de lea, Moquehua, Macón, Oru-
ro entran en Lima, y engruesan sus hordas debastadoras con los mismos de-
fensores de la Patria: sus rápidos progresos los hacen como un torrente (Entre
renglones: que rompe) los diques: Se derraman por Yauyos, Pasco, Carampo-
ma, y Yauli, respirando muerte, carniseria, saqueo, insendio, profanasion, y
sacrilejio. ¡Hay amada Patria mia! ¡Infelis de ti! ¿A quien te compararé en tus
desgracias, hermosa Jerusalen? Esa imprevista y cruel tempestad te há dejado
convulsa y destituida de todo consuelo. Nó, no lo esperes' de esos feroses sal-
teadores que entraron en tu resinto socolor de amigos y defensores, y tu aco-
jiste y regalaste con generosidad; por que se han conjurado contra ti pagando
con negra alevocia tus señalados beneficios. Seguramente puedes identificar
tu desamparo con el de la capital de Palestina: eleva con ella tus lamentos al
Omnipotente, has permitido, di, se me convide como á una grande solemni-
dad en la que me ha aterrado por todas partes la avaricia de mis adversarios, y
los mis caros hijos lactados á mis pechos, y educados con tanta delicadesa son
inmolados por la mas inaudita tirania.
Inaudita tirania, dije y no me arrepiento ¿Quien podia contar entonces
con su vida y huir de su enemigo que puso su gloria en los públicos homi-
cidios? Todos los infelices eran arrancados de improviso de su patrio suelo:
súbitamente el Padre suspira por sus hijos, los hijos lloran por sus madres el
rico se ve pordiosero, y alia van todos unos á las filas, otros á las maestranzas
acostumbradas á empaparse con lagrimas de Patriotas y los mas al sepulcro.
¡O inosentes Isases! ¡El amor innato á la felicidad de vuestro pais és la causa
de vuestro esterminio! Si Catolicos, volved con el pensamiento á esos dias de
sangre y luto en que los tiranos condenaban á muerte, tantas victimas, cuyo
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