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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
Guerrillas y montoneras durante la Independencia
el que prometio decir verdad en lo que supiere y fuere preguntado y siéndolo
conforme el escrito del principio dijo: Que habiendo tenido el Gefe de Estado
Mayor de Caballeria Don Ramon Gascon orden del General Canterac para
remitir un espia al Cerro de Pasco con el objeto de adquirir noticias e infor-
marse del estado de las cosas se valió dicho Gascon del arvitrio de fingir la
letra y firma del Doctor recurrente para que de este modo pudiese llegar sin
embaraso hasta el Cerro, y regresar con aviso seguro pues estaba persuadido
á que habia correspondencia entre el Doctor Marques y el General Don Fran-
cisco Paula Otero y cuando menos este sabia ser aquel un decidido Patriota:
Que esto lo sabe el que declara por haberselo oido al propio Gascon despues
de mandado el espia y que no sabe hubiese tenido el doble objeto de fucilarlo
é igualmente ignoro quien fué la persona que sirvió de espia: Que lo dicho
declarado es quanto sabe sobre el particular y la verdad bajo el juramento que
tiene prestado en que se afirmo y ractifico habiendo leydo esta su declaracion
que no le tocan las generales de la ley diciendo ser de edad de treinta y ocho
años y lo firmo conmigo el Governador por ante testigos á falta de Escribano.
Francisco Hurtado (Rubricado) Jose Hereza (Rubricado)
testigo
Juan Baltayaes (Rubricado)
Tarma Marzo 16 de 1825.
Respecto á ignorarse quien fué el espia y no haber otras personas que
declaren sobre la materia hacese por conclusa esta diligencia y entreguense a
la parte para los usos que le convengan.
Proveido con testigos á falta de Escribano.
Juan Baltayaes (Rubricado) Hurtado (Rubricado)
El Cura de la Doctrina de Ondores á sus feligreses.
Desde el aciago instante en que el ejercito español ocupó las inmedia-
ciones de vuestro natibo suelo, solo vosotros habéis sido el esclusivo objeto
de mis mas tiernas meditaciones. Mi incontrastable atención á la causa de la
Independencia calificada con pruevas tan manifiestas como lisonjeras á mi
corazon, atrajo sobre mi toda la saña de aquellos sátrapas, que humillados en
los campos de Junin por las invictas tropas de la Patria acaban de esperimen-
tar en este primer ensayo el castigo devido á su ecsajerado orgullo.—
En el temoso empeño que tomaron en perseguirme, sordos á los gritos
de la humanidad, no hubo vejacion por oneroso que pueda figurarse, que des-
aforadamente no la hubiesen empleado en mi persona, para hacerme sentir
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