Page 588 - Guerrillas y montoneras durante la Independencia - Vol-6
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Volumen 6
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            á toda costa cuanto la separación de vosotros y el cordial amor que por mul-
            tiplicidad de causas os consagro, tenian para mi demas amargo en tales cir-
            cunstancias. Nada apurába mas la copa de mis aflicciones, que el no poderme
            consentrar como Pastor solisito al aprisco de mis caras obejas, por que redu-
            cido á la clase de prisionero, despues de otras privaciones que escusa analisar
            por no incrementar mis lastimeros ayes, y los vuestros mis [ilegible] aun mas
            indiferentes eran jusgadas con un rigor Catoniano, y mi individuo espiado
            con la misma diligencia con que el avaro bela inmóvil al lado de su tesoro,
            cuyo idolo con inpudente mengua de su especie avasalla el precioso don de
            sus potencias.—
                    Consternado con las tristes ideas que me ajitaban nunca pude persivir
            la de que vuestro Pueblo, vuestros hogares, esa Iglesia, en cuyo costoso reparo
            tubo no menos parte mi zelo, que vuestros sufrajios y trabajo, hubiesen sido
            deborados por las llamas á que con depravacion inusada los condenaron esos
            nuebos Atilas, obstinados en debastar todo lo que está al alcanse de la fesina
            rabia que con oprobio de si mismos los distingue del resto de semejantes.—
                    Cuando llegó á mis oídos este funesto acontesimiento os confieso sin
            ponderar, que mi dolor no tubo tasa. Su intencion propasó con mucho la ca-
            pasidad de mi sufrimiento: fué superior á mi esprecion; y en los transpor-
            tes de mi angustia me resolví á calificar por un axioma incontravertible en
            la espaciosa esfera del mundo politico, que el español es un ser inaccesible
            á los dulces estímulos de la misericordia, é indulgencia; una alimaña que se
            complase en la ruina y esterminio ajeno, ultimo grado á que puede subir la
            crueldad; un Leon famelico, cuya feros condición jamas podra imitar la noble
            magnanimidad del Aguila.— Bien recordareis que tan luego que el Ejercito
            Libertador os levantó con su inspirada presencia del abismo de congoja en que
            yasiais sumidos, a la cumbre de una inefable alegría me traslade presuroso á
            vuestro seno. Colocado entre vosotros que sois el risueño móvil de mis afec-
            tos, fué mi primario dever desde la Cátedra Santa del Evangelio enjugar vues-
            tros sollosos, fortalecer vuestra atenuada paciencia, alentar vuestra confianza,
            inspiraros consuelos, dictaros consuelos, no menos saludables y propios de la
            Religión á que teneis la gloria de pertenecer, que bastantes á calmar la duresa
            de vuestros agudos males, y persuadiros por ultimo con todos los esfuersos
            de que soy capaz, vuestra constante adhecion y connato por la conservación
            de los derechos de la Patria que tan de serca os tocan, y por el mas plausible
            suceso de sus brillantes armas. —.



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