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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
Tupa Amaro, cayó al citado pueblo de Checacupe a mandar prehender a to-
dos los españoles, con orden cerrada de que matasen a los que se resistiesen;
Unda zafó para Quiquijana a pie, en compañía de mi mulato y los indios de
Cusipata lo prehendieron y trajeron hasta Llocllora, de donde por orden de
Rafael Rado, lo trajeron los alcaldes de Checacupe e indios del Aillo Cangalle
y lo pasaron a este Cabildo de Tinta; allí le mandó el indio rebelde remachar
un par de grillos y lo tuvo preso un mes y días y se le quitaron los grillos por
las lágrimas de su mujer; de allí salió y se fue a Checacupe de donde por más
instancias que le hicieron no se movió a parte alguna, hasta que lo vinieron
a matar los indios de Pitumarca, al citado Unda, a su mujer y a Doña Rafaela
Dueñas, madre de los Rechartes. Entonces yo y los que estuvimos allí, le di-
jimos hiciese el ademán de salir e ir a lo del indio, así lo hizo y volvió al día
siguiente de noche y luego se entró a la iglesia donde se mantuvo hasta que
el ejército llegó y se presentó a Vuestra Señoría en los días que estuvo en la
iglesia y mandó Tupa Amaro lo matasen a él y a su mujer, del modo posible,
sacándolos de la iglesia; y después que nos insultaron la noche del día lunes 2
del presente y repitieron el día martes con insultarnos, buscando la iglesia y
retablos, no hallando a Unda; y que los sacerdotes hicimos cuanto condujo a
aquietarlos y que no se detuviesen en la iglesia, al salir yo de ella encontré con
Rafael Rado, quien delante de mi le dijo a su mujer estas razones; señora por
causa de ustedes son todos estos alborotos, porque hay orden cerrada, de que
a Usted y a su marido los maten y asi porque no se van a Tinta a lo del Inca,
dijo ella, que nos maten desde luego, menos ir y yo le dije a Rado que primero
nos matarían, que sacar a ninguno de los refugiados de la iglesia y respondió
Rado, que estaba muy bien.
Asimismo, declaro que Don José Unda y su mujer no entregaron una
carta escrita (en Bretaña) a los caballeros Don Antonio y Don Gabriel Ugarte,
diciéndome que atracaron el que su criada llevase al Cuzco dicha carta, ya
temiendo tuviese efecto su contenido y ya las resultas con la india y su familia.
Esta la tengo entregada al Señor Comandante de Armas Don Gabriel de Avi-
lés. Es todo lo que se en conciencia y agregó que nunca le he oído una razón
que (palabra ilegible) al amor y lealtad, con que debemos estar con nuestro
Católico Monarca (que Dios guarde) si mucho en abono; y para que asi conste
donde convenga, me ratifico en el juramento que tengo hecho por ser verdad
todo lo referido. Campo de Tinta abril 10 de 1781.
Francisco Antonio Pérez Oblitas
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