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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            a la pretensión del Fiscal y no solo absolverme de toda pena, sino aprobar mi
            fidelidad al Rey Nuestro Señor y la constancia con que por sostenerla he to-
            lerado gravísimas penalidades y trabajos, por ser asi conforme a derecho y de
            que de los autos resulta favorable y siguiente.
                    Los cinco testigos de la sumaria, que corre desde fojas 1 hasta fojas 3,
            deponen contestes que no concurrí a las expediciones del rebelde Túpac Ama-
            ro, ni ejecuté sus depravadas órdenes, que por el contrario me resistí cuanto
            pude de contribuir a sus designios, que a esta causa el tirano me trató con
            sevicia, me tuvo preso con grillos, varias veces me despojó de la poseción de la
            hacienda de Tiquiña y de todos mis bienes y aún del hecho cotidiano; que ha-
            biendo venido para esta ciudad a incorporarme con la tropa del Rey Nuestro
            Señor, los centinelas de Túpac Amaro me cogieron en el camino y me llevaron
            preso al pueblo de Tinta, y que últimamente a tiempo que el Señor Inspector
            llegó al pueblo de Checacupe me pasé incontinenti a las banderas de nues-
            tro soberano; patenticé mi inocencia; obtuve la declaración de ella por dicho
            Señor Inspector; pero con todo, fui conducido a esta ciudad con los demás
            presos, por equivocación o por motivo que no lo alcanzo.
                    Estos testigos aún no expresan bastantemente los hechos de mis pade-
            cimientos. La esquela del rebelde José Tupa Amaro, su fecha 12 de marzo del
            año corriente que presenté ante el Señor Inspector y ahora la reproduzco con
            el juramento necesario, demuestra el orden que dio este tirano a su Ministro
            Rafael Rado, para que prontamente me despachase preso, por inobediente a
            sus órdenes. Los doctores Don Francisco de Areta, Cura de la Doctrina de Ve-
            lille; Don Antonio José de Villavicencio, Cura de Checacupe; Don Francisco
            Antonio Pérez Oblitas, Cura de Marcapata; Don Pedro Landa, Presbítero, y
            Don Vicente Narezo, que a mi pedimento depusieron ante el Señor Inspec-
            tor explican mas copiosamente mis padecimientos en sus respectivos infor-
            mes, que presento con el juramento necesario. Ellos aseguran contestes por
            no haber obedecido las órdenes del rebelde fui preso y detenido largo tiempo
            en sus cárceles con grillos; que aunque el rebelde repetía frecuentes órdenes
            yo me mantuvo inmoble en el propósito de no obedecerlas e irritado de esto
            mandó a los indios que me quitasen la vida, como también a mi mujer, que no
            obstante jamás condescendí en sus designios y sólo procuré evitar la muerte
            escondiéndome tras del retablo de la iglesia; que huyendo para esta ciudad
            ,del tirano, caí en mano Je las centinelas que me condujeron preso a Tinta; que
            con insigne valor publiqué el bando del indulto, en compañía de Don Matías



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