Page 458 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 7
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Volumen  7
                                                              Causas criminales contra los rebeldes
                    En la ciudad del Cuzco, en veinte días del mes de Junio de mil sete-
            cientos ochenta y un años, presentó la parte por testigo al reverendo padre lec-
            tor jubilado fray Nicolás Torres, del orden de Nuestra Señora de las Mercedes,
            de quien en virtud de la licencia de su prelado que irá aquí acumulada y en
            uso de la comisión a mí conferida, le recibí su juramento que lo hizo in verbo
            sacerdotis tacto pectore según forma de /.819v derecho, sobre cuyo cargo pro-
            metió decir verdad en lo que supiere y le fuere examinado, y habiéndolo sido
            por el tenor de las preguntas del escrito de la foja antecedente, declaró en esta
            manera:
                    A la primera pregunta, dijo: que estando el reverendo padre declaran-
            te en la vivienda que se le puso en casa del rebelde José Gabriel Tupa Amaro
            como a uno de los presos de este sacrilego traidor, entró una mañana Diego
            Ortigoza, y a presencia de don Francisco Antonio Areta, cura de Velille, ma-
            nifestó con lágrimas la opresión en que se hallaba, y los deseos que le asistían
            de librarse de ella y pasarse a la tropa de nuestro rey y señor don Carlos ter-
            cero, pidiéndoles consejo o arbitrio para verificar este propósito, y (tarjado:
            responde) que su padre reverendo le dijo tomase el camino de Yanaoca u otro
            que conociese estar con menos peligro de los enemigos para hacer su fuga, y
            responde.
                    A la segunda, dijo: ser cierto que en otra ocasión entró a pedirle que le
            confesase, porque con la proximidad de nuestras tropas podía morir impeni-
            tente si el rebelde lo echase a la expedición o que los nuestros entrasen comba-
            tiendo todo Tinta, y que su paternidad le respondió que no lo podía confesar
            si por algún modo no verificaba apartarse de la compañía del rebelde, a que
            Ortigoza significó existir en ella por fuerza, y responde.
                    A la tercera, dijo: que ignora si le dirigiese o no le dirigiese en calidad
            de asesor Ortigoza al rebelde, y lo demás de la pregunta, y responde .
                    A la cuarta, dijo: que en un mes y medio que fue prisionero, no vio su
            paternidad a Ortigoza salir a expedición alguna, y que es cierto que cuando
            hizo fuga la vil mujer del traidor Micaela Bastidas, no la acompañó, y se re-
            fugió en la iglesia para acogerse a las banderas de Su Mujestad, como lo hizo
            entre otros. Que ésta es la verdad y lo que sabe bajo del juramento que ha pre-
            sentado, en que siéndole leída ésta su declaración se afirmó y ratificó; que no
            le comprenden las generales de la ley, y es de edad de cuarenta y cinco años, y
            la firmó, de que doy fé. Enmendado: exis; la a; vale.





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