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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            (Al margen: 2
                    testigo
                           don Miguel Zamalloa).


                    Incontinenti señaló la parte por otro de sus testigos a don Miguel Za-
            mallao, preso en este cuartel, de quien en virtud de la comisión a mí dada le
            recibí su juramento, y habiéndolo hecho a Dios Nuestro Señor y a una señal de
            cruz según forma de derecho y prometido decir verdad, se le examinó por las
            preguntas del escrito de fojas (en blanco), y en su virtud declaró lo siguiente:
                    A la primera pregunta, dijo: que es cierto que desde que el traidor
            Tupa Amaro ahorcó a su corregidor, tuvo con exceso a su disposición los in-
            dios de las provincias de Tinta y Quispicanchi, y también se hizo de muchas
            armas, y se le vió obedecido de los indios con puntualidad en el cumplimiento
            de sus órdenes, a que fue consiguiente que se le fuesen aumentando sus fuer-
            zas, y responde.
                    A la segunda, dijo: que el rebelde, cuando principió a poner en eje-
            cución sus detestables designios, convocó a los españoles y aún a los indios
            en nombre del rey y de su corregidor, y con firmas de éste como lo hizo con
            el declarante y por medio de una de dichas firmas en carta escrita a Melchor
            Castelo, capitán del pueblo de Sicuani, por la que se ordenaba pasase a Tunga-
            suca con los demás jefes y los once caciques del lugar, siendo uno de éstos el
            declarante, y responde.
                    A la tercera, dijo: que el rebelde puso todo cuidado para que no salie-
            sen de la provincia los españoles que tenía juntados, y ordenó a los indios que
            puso de guardias en los caminos, que no dejasen pasar a ninguno de ellos sin
            licencia suya, y al que (tarjado: lo) intentase hacerlo sin este requisito, le quita-
            sen la vida inmediatamente, lo que sabe el declarante por razón de haber sido
            uno de los que involuntariamente se hallaban allí, en calidad de prisionero, y
            experimentando todos los rigores del rebelde, y responde.
                    A la cuarta, dijo que el rebelde era obedecido de muchos de los espa-
            ñoles que tenía oprimidos bajo de su tirano yugo, solamente por miedo de
            que no les quitasen la vida atrozmente, pues se experimentó con horror el que
            hacía matar con imponderable violencia y crueldad a todos los que juzgaba
            no le eran adictos y puntualmente obedientes, y que por esta causa extinguió
            muchos vecinos de varios pueblos de aquella provincia, y responde.





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