Page 1020 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 7
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Volumen 7
Causas criminales contra los rebeldes
de la licencia librada por el Ilustrísimo Señor Obispo de esta diócesis y de la
comisión a mi conferida por el decreto que precede, le recibí juramento que lo
hizo in verbo sacerdotis tacto pectore, conforme a derecho y so cargo de jura-
mento ofreció decir verdad, en lo que supiere y le fuere preguntado; y siéndole
al tenor del interrogatorio de fojas, declaró en la forma siguiente:
1a.— A la primera pregunta dijo, que ignora en todo el contenido de
ella y responde.
2a.— A la segunda pregunta dijo, que es constante, que el rebelde puso
el mayor esmero en custodiar los caminos con centinelas de vista, de suerte
que por esta razón, sin duda Mariano Cataño; no pudo separarse de su com-
pañía y responde.
3a.— A la tercera dijo, que ignora su contenido y responde.
4a.— A la cuarta dijo, que hallándose presente el declarante dió orden
Micaela Bastidas, mujer del rebelde, para que lo arrestaran a la cárcel a Maria-
no Cataño, porque no convocó las gentes, de donde el declarante en consorcio
de Don Francisco Cisneros y Hermenegildo Delgado, saliendo de la iglesia,
pasaron a quebrantar las puertas de la cárcel y ponerlo en libertad, con otros
muchos quienes según oyó decir el declarante, estaban sentenciados a muerte
por dicho rebelde y responde.
5a.— A la quinta dijo, que es cierto, que Mariano Cataño luego que
aportó nuestro ejército al pueblo de Tinta, se incorporó a él. Y que esta es
la verdad y lo que puede decir bajo del juramento que fecho tiene, en que se
afirmó y ratificó, vuéltole a leer esta su declaración y dijo ser de veinte y cinco
años y que no le tocan las generales de la ley y lo firmó de que doy fé.— En-
mendado: ser.— Vale.
Manuel Boza (rubricado)
Ante mí
José Agustín Chacón y Becerra
Escribano Notario Público de Su Majestad
(rubricado)
(Al margen: Testigo. Don Agustín Rivadeneyra, secular de 60 años).
Y luego incontinenti en dicho día, mes y año, para la dicha informa-
ción que ofrecida tiene, presentó por testigo a Don Agustín Rivadeneyra, de
quien yo el escribano le tomé y recibí juramento, que lo hizo por Dios Nuestro
Señor y a una señal de cruz, según forma de derecho y so cargo de él, ofreció
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