Page 1022 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 7
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Volumen  7
                                                              Causas criminales contra los rebeldes
            fecho tiene, en que se afirmó y ratificó, vuéltole a leer su declaración y dijo ser
            de más de sesenta años, que no le tocan las generales de la ley y lo firmó, de
            que doy fé.
            Agustín de Rivadeneyra
            (rubricado)
            Ante mí
            José Agustín Chacón y Becerra
            Escribano Notario Público de Su Majestad
            (rubricado)


                    (Al margen: Testigo el Señor Doctor Don Pedro Landa y Rensa Presbí-
            tero, mayor de 25 años.).
                    Y luego incontinenti para la predicha información Mariano Cataño
            presentó por testigo al Señor Don Pedro Landa y Rensa, Clérigo Presbítero,
            domiciliario de este Obispado, de quien yo el escribano le tomé y recibí jura-
            mento, que lo hizo in verbo sacerdotis tacto pectore, so cargo del cual ofreció
            decir verdad en lo que supiere y le fuese preguntado; y siéndolo al tenor del
            interrogatorio de la otra foja.
                    1a.— A la primera pregunta dijo, que con ocasión de estar el decla-
            rante de Cura Ecónomo, de la Doctrina de Sicuani, vió que estando en dicho
            pueblo Mariano Cataño, comerciando con efectos de Castilla, Andrés Castelo
            asociado de muchos soldados lo hicieron preso, embargándole los bienes, por
            no haber acudido prontamente a las órdenes del rebelde José Tupa Amaro y lo
            llevaron prisionero a su presencia y responde.
                    2a.— A la segunda, dijo, que como el rebelde puso su mayor esmero
            en guardar los caminos, poniendo centinelas avanzadas de vista, con órdenes
            muy estríctas, lo que era notorio, por esta razón sin duda Mariano Cataño no
            pudo separarse de su lado y responde.
                    3a.— A la tercera dijo, que con motivo de haber sido conducido el
            declarante en calidad de prisionero al pueblo de Tinta, en ella observó en el
            espacio de dos meses que duró su prisión, que Mariano Cataño, mas se apli-
            caba al entretenimiento de tocar la guitarra y el violín, que al manejo de las
            armas, por cuya razón, conociéndolo el reeblde y su familia por inútil y que
            maliciosamente se versaba de este modo, le tenían adversión y le trataban con
            desagrado, algunas veces vituperándolo y responde.
                    4a.— A la cuarta dijo, que es constante que por conocer la resistencia



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