Page 736 - La Rebelión de Túpac Amaru II - Vol-6
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Volumen 6
                                                         Causas criminales seguidas contra los rebeldes
            inteligencias en la ciudad y respondió, que Dios le había quitado el brío para
            acometerla y evitar las desgracias que precisamente habían de suceder y rece-
            lando que la tropa de Paruro le diese repentino asalto de que tenía noticia y de
            que a su lado había número de traidores que se comunicaban con los del Cuz-
            co, tomaría otras providencias oportunas, para castigar a los unos y corregir
            los otros.
                    En una de sus confesiones dice, que le expresé aquella propia noche
            no fiase sus armas de los mestizos sino de los indios y un testigo dice, que esta
            advertencia se la inspiró Don Francisco Molina a su presencia y no me cita
            para ello, como que no precedió tal; con que sin duda el nombre de Francis-
            cos, ambos equivocó al rebelde en su dicho, además de que para descubrirle
            los primeros concurrentes que había negado siempre y yo declaré lo eran un
            Mariano Barreda, Lucas Aparicio y Montiel, tuve largo careo con el rebelde a
            presencia de los señores /.9v jueces y no me hizo éste caso ni otro, ni tampoco
            después aún viviendo el traidor, asi consta de mi causa.
                    El día doce llegamos a Tungasuca y el trece se trasladó a Tinta con
            todo su equipaje y me condujo preso. Allí supe que intentaba formar terraple-
            nes y trincheras, en un estrecho del pueblo de Quiquijana, que si lo hubiera
            construido serviría sin duda de tumba a las tropas del Rey. Esta noticia me
            sorprendió enteramente por no poderla hacer trascendente al Señor Inspec-
            tor ni a otro jefe. Valíme para destruir la idea de Andrés Noguera, primo del
            rebelde, para que lo apease de tan diabólica maquinación, por haber penetra-
            do yo que este individuo miraba con desprecio las disposiciones de aquel y
            no haberlo visto jamás con armas ofensivas ni defensivas y manifestar en sus
            conversacioncs privadas odio al rebelde. Consiguió borrarle la intención, pero
            descubierto por él, haber sido engaño, mandó quitarle la vida en el pueblo de
            Yanaoca desde Pucacasa. La mía corrió gran riesgo si lo traen a su presencia,
            como lo pedía, porque hubiera descubierto haber sido influjo mío.
                    Mandé a mi hijo Juan Paulino, que unido con algunas personas fieles,
            formase un bando relativo a hacer pública la traición del indio. Hizolo asi en
            Marangani y Langui, donde se prehendió después al rebelde, pero me costó
            bien cara esta diligencia, porque perdí a mi hijo, casa, ganados y bienes, pues
            los mandó arrazar y entregó al saco de los indios, dejando una viuda con cua-
            tro hijos bajo de mi tutela. A mi en mi estrecha prisión y mi mujer arrestada y
            nueve hijos mendigando por su puerilidad. Consta de los autos.
                    El día dos de febrero, volvió el rebelde de las provincias del Collao y



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