Page 738 - La Rebelión de Túpac Amaru II - Vol-6
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Volumen 6
                                                         Causas criminales seguidas contra los rebeldes
            comunicasen a los que reconociesen fieles, pero habiéndose atravezado insu-
            perables dificultades, no tuvo efecto; sin embargo, de que siendo una la de un
            balcón a la plaza, para franquear la entrada a la gente lo volé de un cañonaso,
            cuya disposición tuvo en un hilo mi vida, por hallarse el rebelde alojado en el
            mismo Cabildo de Tinta, quien de antemano había tomado la providencia de
            cercarlo y sólo pude escapar de la muerte, atribuyendo el hecho a casualidad.
                    Jamás gocé libertad ni me empleó en comisiones, ni judicaturas, ni
            otra cosa que fuese no mandada por él y aunque a los principios me manifes-
            taba al parecer afecto, nunca me franqueó salir de su posada, pero nunca pude
            inclinarme, ni me comunicó sus ideas.
                    El día dos de abril hizo expreso de Combapata, donde tenía su forti-
            ficación, para que se le remitiesen pertrechos de guerra y teniéndolos yo, ya
            ocultos, respondí a su mujer no haber ningunos, quien indagó secretamente
            esta aseveración, pero no encontró rastro alguno y no obstante dió orden al
            verdugo Antonio Oblitas, me quitase la vida, aunque me hallase en el Sagrario
            y éste individuo convocando gente tumultariamente, se mantuvo toda aquella
            noche baleando la iglesia, por la parte exterior, pidiendo mi cabeza y que en
            defecto incendiaría el templo.
                    Estando en el coro de él con siete eclesiásticos y otras muchas perso-
            nas nos mantuvimos con las armas en la mano, temerosos de que pasasen a
            ejecución su deseo, pero como yo había tomado la precaución de recogerle las
            armas, pólvora, balas y armas todo al Señor Inspector en la plaza del mismo
            pueblo. Consta de la causa.
                    En el mismo día, al punto que llegó a ella el mismo Señor Inspector,
            me presenté a Su Señoría y su justificación, bien impuesto de mi padecimiento
            me declaró libre, como parece de su carta puesta a los autos, mandándome re-
            tirar a mi domicilio de Sicuani. Supliquéle me permitiese bajar al Cuzco, para
            disponer la translación de mi familia a aquella ciudad, y me mandó que su-
            puesto pasaba a ella me hiciese presente al Señor Visitador General, para dar
            luces de los hechos del rebelde y sus influyentes. Ejecutélo así el día de Pascua
            de Resurrección y me ordenó Su Señoría estuviese a la mira para cuando lle-
            gase el caso de alguna declaración. Mantúveme dos meses en libertad y al cabo
            de ellos se me dió noticia por Don Francisco Molina, haberle mandado se pre-
            sentase en el Real Cuartel. Pedí le suplicase al Señor Visitador se me admitiese
            a la misma presentación, pues sin embargo, de hallarme enfermo cerca de dos
            meses en el Hospital de San Juan de Dios, deseaba indemnizar mi conducta



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