Page 303 - La Rebelión de Túpac Amaru II - Vol-6
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            que dió a los que se hallaban presos en sus cárceles; y últimamente, desde el
            principio de su traición, mandó y mandaba como Rey bajo el frívolo y falso
            pretexto de ser descendiente legítimo y único, según va indicado, de la sangre
            real de los emperadores gentiles, y con especialidad del inca Felipe Tupa Ama-
            ro, cuya declaración se usurpó desde luego sin facultad, pues aún el tribunal
            de la real audiencia de Lima, donde pendía esta causa, no le había declarado
            ningún derecho a ésta descendencia, antes por el contrario había fundamen-
            tos bien seguros para denegársela, cuyas presunciones de entroncamiento, no
            obstante de hallarse en este tan dudoso estado, han hecho tal impresión en los
            indios, que llevados de ésta le hablaban y escribían, en medio de su rudeza,
            con la mayor sumisión y respeto, tratándole a veces de señoría, excelencia,
            alteza y majestad, viniendo de varias provincias a rendirle la propia obedien-
            cia y vasallaje, faltando en esto a las obligaciones tan estrechas de fidelidad y
            religión que tiene él y todo vasallo con su rey natural, prueba clara, evidente y
            dolorosa del extraviado espíritu con que se gobierna esta infeliz clase, y tam-
            bién de cuán poco conoce la subordinación y acatamiento debido a la legítima
            potestad de nuestro adorable soberano, dejándose persuadir maliciosamente
            de los ofrecimientos de este traidor, ingrato y mal vasallo suyo, de quien y de
            su real audiencia de Lima, de su excelentísimo señor virrey y de mí, fingía que
            tenía órdenes para ejecutar lo que tan bárbaramente ejecutaba, y debió no
            creer lícito el más idiota, fuera de que en cuanto a sus ofertas, no podían igno-
            rar los indios que los repartimientos o enunciados comercios de tarifa, permi-
            tidos a sus jueces territoriales, se iban a quitar tan en breve como ha señalado
            la experiencia, constándoles así esto como que nuestro respetable soberano
            deseaba y procuraba; según ha deseado y procurado siempre, su alivio tam-
            bién sabían que las obvenciones no las pagan ni han pagado sino por su propia
            voluntad, libre y espontáneamente, apeteciéndolo y anhelándolo muchos de
            ellos mismos por los entierros de pompa y uso de los demás sagrados sacra-
            mentos con la ostentación que les ocasiona crecidos gastos, pues a sus respec-
            tivos doctrineros o curas se les satisface y ha satisfecho el correspondiente sí-
            nodo, sin que tengan éstos derecho o acción a otros emolumentos u
            obvenciones; tampoco han debido ignorar este insurgente y sus malvados se-
            cuaces, para unírsele por sus promesas, que conforme a la ley del reino están
            exentos de alcabala, según se observa escrupulosamente en lo que es de su
            crianza, labranza propia e industria de éstas, pero de suerte que para que este
            beneficio y liberalidad no lo conviertan como lo suelen convertir en agravio



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