Page 302 - La Rebelión de Túpac Amaru II - Vol-6
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Volumen 6
                                                         Causas criminales seguidas contra los rebeldes
            exentos de ellas por asegurárselo así con otras malditas inspiraciones, el que
            llamaban su inca, quien al mismo tiempo que publicaba en las innumerables
            convocatorias, bandos y órdenes suyos (de que hay bastantes originales en
            estos autos) que no iba contra la iglesia, la privaba como va dicho de sus ma-
            yores fuerzas y potestad, haciéndose legislador en sus más sagrados arcanos y
            ministerios, cuyo sistema seguía el propio modo contra su legítimo soberano,
            contra el más augusto, más benigno, más recto, más venerable, y amable de
            cuantos monarcas han ocupado hasta ahora el trono de España y de las Amé-
            ricas, privando a una y a otra alta potestad de sus más particulares prerrogati-
            vas y poder, pues ponía en las doctrinas curas; se recibía en las iglesias bajo de
            palio; nombraba justicias mayores en las provincias; quitaba los repartimien-
            tos o comercio permitido por tarifa a sus jueces; levantaba las obvenciones
            eclesiásticas; extinguía las aduanas reales y otros derechos que llamaba injus-
            tos; abría y quemaba los obrajes; aboliendo las gracias de mitas que conceden
            las leyes municipales a sus respectivos destinos; mandaba embargarlos bienes
            de los particulares habitantes de ellas, y no contento con esto, quería ejecutar
            lo mismo tomando los caudales de las arcas reales; imponía pena de la vida a
            los que no le obedeciesen; plantaba o formaba horcas a este fin en todos los
            pueblos; ejecutando muchas; se hacía pagar tributos; sublevaba con este mie-
            do y sus diabólicas ofertas, las poblaciones y provincias, substrayendo a sus
            moradores de la obediencia justa de su legítimo y verdadero señor, aquél que
            está puesto por Dios mismo para que los mande en calidad de soberano, hasta
            dejar pasar en sus tropas la inicua ilusión de que resucitaría después de coro-
            nado a los que muriesen en sus combates, teniendo o haciéndolos creer que
            era justa la causa que defendía, ,tanto por su libertador, como por el derecho
            de ser el único descendiente del tronco principal de los incas, mandando fun-
            dir cañones como fundió muchos para oponerse a la autoridad del rey y sus
            poderosas y triunfantes armas, reduciendo las campanas de las iglesias y cobre
            que robó, a este uso; asignaba el lugar de su palacio y el método de su legisla-
            ción para cuando fuese jefe universal de esta tierra, y quería hacer patente su
            jura a toda su nación atribuyéndose dictados reales, como lo comprueba el
            papel borrador a fojas 139 que se encontró en su mismo vestido, que lo con-
            vence; se hizo pintar y retratar en prueba de estos designios torpes con insig-
            nias reales de unco, mascapaicha y otras, poniendo por trofeos el triunfo que
            se atribuía haber conseguido en el pueblo de Sangarará, representando los
            muertos y heridos con las llamas que abrasaron la iglesia de el, y la libertad



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