Page 125 - La Rebelión de Túpac Amaru II - Vol-6
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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            ciéndole un almuerzo dijo que no lo podía aceptar porque tenía que marchar y
            visitar siete provincias, encargándole a este tiempo hiciese que los cobradores
            devolviesen lo que habían cobrado de repartimiento porque eran unos pobres;
            con lo que se puso en marcha, y el declarante lo acompañó hasta el puente, y
            que después supo que encaminó al obraje de Parapuquio y la ropa de la tierra
            que en él encontró la repartió a su gente y después del saqueo que hizo le puso
            fuego y abrasó todo el obraje como está de manifiesto. Que de allí sabe pasó al
            obraje de Pomacanche, y que habiéndolo igualmente saqueado quiso incen-
            diarlo, lo que no ejecutó por habérselo suplicado el cura de aquella doctrina
            diciéndole que tenía que techar su iglesia, y que le compraría la madera y las
            tejas, con lo que le condonó estos materiales y dejó de abrasarlos.
                    Preguntado si sabe algo del suceso que tuvieron nuestras tropas en
            el pueblo de Sangarará, dijo: que no lo sabía, y que solo había oído decir que
            muchas casas de aquel pueblo y su iglesia las habían quemado, y responde.
            Preguntando si desde que vió a Tupa Amaro en el pueblo de Quiquijana ha
            tenido correspondencia con él y cuántas cartas le ha escrito y qué es lo que
            en ellas le ha comunicado, dijo: que solo una carta le escribió, dijo que tres y
            que según se acuerda en ellas le mandaba que los peroles hondos y planchas
            del obraje de Parapuquio se las remitiese a Tungasuca, que le despachase al
            clarinero del pueblo, que pusiese centinelas en la ladera de Ninabamba, en
            Hullucalla y Ccaccapunco, y piedras para rechazar la gente que de esta ciu-
            dad fuese a buscarlo, para cuya paga envió cincuenta pesos, que recogiese tres
            piaras de ropa que don Diego del Castillo había remitido del obraje de Poma-
            canche, amenazando al declarante porque no le había dado noticia de ella,
            que de todas estas órdenes solo había cumplido, de temor, con poner la horca
            que le ordenó, y despacharle prontamente al clarinero; pero que no le remitió
            los cobres, la ropa ni puso espías, y que antes, los cincuenta pesos que le envió
            para pagarles los distribuyó al declarante en gratificar a su gente para contener
            y rechazar los indios, que venían en favor del levantado, de la doctrina de Che-
            cacupe, agregando a ellos cinco fanegadas de maíz que también les dio suyos;
            y que dichas cartas, como fiel vasallo de Su Majestad, como las fue recibiendo
            inmediatamente se les envió: la primera a su corregidor don Fernando Anto-
            nio Cabrera con un clérigo llamado don Gregorio Paredes, y la segunda con su
            hijo Pedro Solís, también clérigo, después de habérsela enseñado a su cura, y
            para el efecto prestó una mula, y la tercera igualmente remitió con su hijo jun-
            to con otra carta escrita de Tupa Amaro a don Juan Esteban Pacheco, cacique



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