Page 124 - La Rebelión de Túpac Amaru II - Vol-6
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Volumen 6
Causas criminales seguidas contra los rebeldes
o sabe positivamente del levantamiento y sublevación que tiene hecha José
Tupa Amaro, cacique de los pueblos de Pampamarca, Surimana y Tungasuca,
qué irrupciones tiene hechas, cuánta gente tiene a su mando y obediencia, y
cuáles son sus designios; dijo que le consta que está levantado el cacique José
Tupa Amaro, que el domingo pasado que se contaron once del presente mes,
un fulano Noguera pariente de dicho Tupa Amaro y cacique actual del Pueblo
Nuevo llegó despavorido y le dijo: hombre levántate que ya no hay reparti-
miento de corregidores ni alcabalas ni aduana, que de orden del rey por cé-
dula ha mandado que se quiten los corregidores, y si no han pagado las mulas
que han repartido ya no las han de pagar, que no alborotase su gente porque
podía, si se alborotaba, pelear con la gente que venía de Tupa Amaro; y que
apenas acabó de decir al declarante cuando vio que por el puente atropellada-
mente pasaba al pueblo multitud de gente, que hace juicio que de indios había
más de ochocientos y de mestizos y españoles más de ciento, que los indios
iban todos con hondas y los otros con escopetas, sables y rejones; que luego
rodeando la iglesia y la plaza fueron en busca de la casa del corregidor, don
Fernando Cabrera, a aprehenderlo y hallándose con la puerta cerrada, con al-
gazara y estrépito diciendo aquí está [testado] corregidor forzaron las puertas,
y no hallándolo sino a dos negros de dicho corregidor los amarraron, y con
alboroto prosiguieron buscando hasta que don Ambrosio Monjaraz, presbíte-
ro que dormía en un cuarto de la misma casa, salió a la bulla y enteraron de
que buscaban al corregidor; les dijo que la noche del día anterior había ido al
Cuzco, y no persuadido de ello Tupa Amaro entró a registrar todos los cuartos
y la huerta de la dicha casa, y no hallándolo se encaminó con su gente dejando
guardas en dicha casa, a la plaza y por bando promulgó que solo era un Dios
a quien se adoraba y después al rey, que éste por cédula le mandaba que no
hubiesen corregidores ni repartimientos, que no hubiesen aduanas ni pagasen
alcabalas, que si hubiesen pagado algo de las mulas repartidas se devolviese
por los cobradores. Que publicado el bando pasó a ver al cura y después hizo
sacar los bienes del corregidor, que de estos lo que era ropa y menaje lo repar-
tió a su gente, y que la plata labrada y sellada la reservó para sí, y oyó decir a
su gente que tuviesen cuidado con él porque al corregidor de Tinta lo había
ahorcado, con lo actual se asustó mucho el declarante y un hijo suyo clérigo
y éste lo persuadió a que fuese a verlo; que de facto lo encontró en la casa del
cura que le brindó si quería tomar algún refresco, el que aceptó, y pasando a
la casa del declarante tomó bizcochuelo y un poco de aguardiente, y que ofre-
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