Page 122 - La Rebelión de Túpac Amaru II - Vol-6
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Volumen 6
                                                         Causas criminales seguidas contra los rebeldes
            ba, y llegado que fue a Tungasuca se introdujo en la multitud de mozos espa-
            ñoles había en la plaza del citado pueblo, con ánimo de observar su designio,
            y en este tiempo vió salir al citado Tupa Amaro llamando a todos los que allí
            estaban, y les repartió dineros y les previno se dispusiesen para partir con él al
            obraje de Pomacanche; y después reparó el declarante, que en un féretro que
            habían puesto inmediato a la casa del cura estaba el cuerpo de dicho corregi-
            dor, tapado, el que no pudo ver pero oyó a toda aquella gente, se le quitaba la
            cabeza para remitirla al rey, y el declarante visto que se partía Tupa Amaro al
            mencionado obraje, se mudó por el camino abajo, habiendo tomado por el de
            los altos toda la gente a hacer el combate al de Pomacanche, sin poder hacer
            examen, por la mucha gente que le seguía, de su número; y oyó decir a aque-
            llos mismos, que se habían adelantado todas sus tropas a esperarlos en los al-
            tos, para bajar también al obraje de Paropuquio y entonces continuó su cami-
            no el declarante hacia el obraje de Paropuquio, y a poco rato de haber llegado
            reparó que venían por el camino de vuelta de Quiquijana de haber buscado al
            corregidor de la provincia de Quispicanchis, según lo oyó decir, y luego inme-
            diatamente se salió el declarante de los ranchos, y se separó tras del batán que
            se halla fuera del obraje, de miedo y reflexionando, por lo que percibía con la·-
            vista, no hacían daño a las gentes; se llegó entonces a examinar lo que hacían
            en la pampa, pues ya ardían sus ranchos y el obraje, con todas sus oficinas, y
            reconoció el declarante que las gentes del pueblo de Quiquijana cargaban lo
            que había, como también los indios que le acompañaban al dicho Tupa Ama-
            ro, y declara también que la multitud de la gente fue tanta que puesto el decla-
            rante con cuidado a verla, partiendo Tupa Amaro por delante como a horas de
            las cuatro y tres cuartos de la tarde, cerró la noche y aún no había conducido
            la soga de gente que le seguía, de suerte que entendiendo la vista y por el juicio
            que hace, pasaría de población tres leguas, poco más o menos, de hombres,
            entre indios, mestizos y españoles. Y añade el declarante, por no haberlo al
            principio tenido presente, que parlando sobre el caso de haber ahorcado al
            corregidor, con don Pascual Erazo vecino de Tinta y otros que no conoce sino
            de vista, en la pampa junto al río de Checacupe, que cómo habían ejecutado
            el exceso; respondieron que Tupa Amaro tenía cédula de Su Majestad para
            ahorcar a todos los señores corregidores, y que ya con engaños le tenían hecho
            propio al de Lampa para que viniese a la hacienda de Tiquiña, en donde tenían
            gente armada para ajusticiarlo como al de Tinta, y después tomar el camino de
            los altos y pasar a los demás obrajes de Guasa, Andahuaylillas, Quispicanchis,



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