Page 553 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 5
P. 553

Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            gozan los yndios, en lo espiritual y temporal y se reconocera lo que se abentu-
            ra en la nimia condesendencia azia esta indocil nacion y la imprudencia con
            que proceden los que irreflexamente se conduelen de sus opresiones. No pue-
            do leer sin astio los Comentarios del Ynga Garzilazo, ni otros que indiscreta-
            mente han dexado correr la pluma arrastrados de las figuradas miserias de los
            yndios. No quiero por esto que se me note de rigido y severo, mi genio y mi-
            nisterio exigen lenidad y compasion pero tambien es temeridad queran colo-
            car en el agrado de piratas e inhumanos a nuestros primeros conquistadores y
            reductores de esta nacion. Su barbarie mas pedia cauterio en la mayor parte de
            sus individuos que suavidad y es constante quanto se travajó por docilitarles
            al ligero yugo de la ley? Que comparacion tienen las fatigas figuradas de los
            españoles, con las que llebaba la ley de su gestilisimo? Acaso las leves cargas de
            nuestra corona y suabes preceptos del catolicismo son equiparables con las
            duras cadenas con que les oprimian sus yncas; considerese que por lo regular
            los delitos se castigaban entre ellos con pena de la vida, no havia yndio ocioso,
            por que todos trabajaban en provecho del Estado y ni aun los mendigos se
            excepcionaban del tributo. Eran crueles entre si, sirviendose en varias partes
            de victimas para el sacrificio, para el plato y para las mas infames abominacio-
            nes, carecian de infinitas cosas que hoy les han proporcionado los españoles
            para vivir comodamente, se mataban en continuas sangrientas guerras en que
            eran infatigables y padecian otras muchas molestias de que abundan sus his-
            torias. Y esto es comparable al tenue travajo que tanto encarecen los que se
            lamentan de sus calamidades. Desde luego me compadezco de las miserias de
            los yndios como de todos, pero conozco que exesivamente se les compensa su
            tributo. La demasiada venificencia de nuestro soberano es para ellos un com-
            vencimiento fuerte de la persuacion en que se hallan de que este reyno se
            conquistó con tirania y que se les ha quitado lo que por derecho les pertenecia
            con otras perjudiciales especies, de que les han imbuido algunos groseros con
            capa de conmiseracion cuyos resortes se dexan ver en la actualidad pues sabe-
            mos que el perfido Tupa Amaro se ha valido publicamente de ellas, sembran-
            dola en los corazones de los ilusos. Debian desterrarse del mundo, no solo los
            que asi discurren y lo persuaden, sino quantos libros se han escrito llenos de
            estos excesos. Y que diremos, si se permiten impresiones en que se estampan
            los fantasticos vaticinios que tanto veneraban aquellos gentiles y que no pue-
            den hoirse sin horror por nuestra fidelidad? estan a la vista los libros que les
            refieren y autores que los tratan, transcribiendose de aquel ydolatra de su nacion



                                               552
   548   549   550   551   552   553   554   555   556   557   558