Page 552 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 5
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Volumen 5
                                                           La defensa del obispo Moscoso: Cargo 14º
            conserban de su antiguedad de manera que por todas partes que veamos a los
            yndios se nos representan vivos retratos de aquella edad que quisieran ver
            renovada con total proscripcion de la ley evangelica que a costa de tanto sudor
            y sangre se les ha introducido queriendo sacudir el yugo del monarcha que los
            domina. Por eso negandose a la politica civil española conserban el trage di-
            cho aun en el usual manejo de sus casas, jamas abandonan la yacolla y el unco,
            ni dexan el negro color de sus ropas en señal de luto que arrastran por los es-
            pañoles que les dominan. Si concideramos que el ydioma permanece en los
            yndios sin alteracion y en algunas partes tan integro que quasi no se ha perdi-
            do voz alguna del dialecto con que se manejaban aquellas rusticas gentes, es
            otro asumpto digno de lastima a la nacion española; yo bien beo que se fatigan
            las prenzas, ordenanzas y establecimientos para quitar de los yndios el lengua-
            je y que en conformidad de los reales rescriptos sobre esta materia los prelados
            zelosos, lo tienen mandado con grabes apercibimientos en las visitas de sus
            diocesis, preescribiendo se doctrine en castellano a los jovenes; pero que apro-
            vecha este conato? Quando siguen los naturales en su idioma y por la mayor
            parte tan tenazes que hay poblacion en que se hablan tres distintos totalmente
            opuestos entre si como son la quichua general, la aimara y la puquina? Mas de
            doscientos años he dicho tenemos de conquista y quando el systema de todo
            conquistador es traer a su ydioma la nacion conquistada nuestros españoles,
            en nada mas parece que han pensado que en mantenerles en el suyo y aun en
            acomodarse con él pues vemos lo usan con mas frecuencia que el propio. Los
            imcombenientes que de ello se siguen son obvios al mas ciego y mucho es lo
            que padecen el rey y la causa publica por esta reprobable practica. Si a todas
            estas reflexiones agregamos la suma de privilegios de los yndios y demasiadas
            piadosas concesiones e indultos con que se les trata, es otro motibo para mi
            concepto de mantenerse obstinados en sus ideas y siempre ambiciosos de con-
            seguir mas de lo que se les franquea; este es un punto sumamente critico y de
            bastisima amplitud, que ocuparia muchas paginas, si me contrajese a expo-
            nerlo. Todo lo causa considerarles todavia neofitos y que el tributo todo lo
            merece. Los yndios fueron neofitos, como lo han sido otros en el mundo y
            sabe bien vuesa señoria que no pasan de diez los años de este privilegio, el
            tributo en el yndio es personal y real y quando faltase la segunda qualidad
            siempre deberá quedarle la primera. La lastima de algunos indiscretos se es-
            tiende hasta donde no debe llegar la piedad quando interbiene perjuicio a la
            religion, a la corona y al publico, veanse las exempciones que frequentemente



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