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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            nuevo reparto que se les quedó en dichas provincias.— Los señores obispos
            tampoco no han cumplido con el descargo de sus conciencias a excepcion del
            señor Obispo de la ciudad de la Paz. Que este no tiene que notarle que los
            otros en nada han florecido en el reino y el señor Obispo de la ciudad del Cuz-
            co haviendole pedido las santas bulas, para que se publiquen en esta diocesis
            para alimentar a estos micerables almas, nunca las quiso conceder ofreciendo-
            le de correspondiente luego en dinero no lo conseguimos yo ni mi ermano
            don José Gabriel Tupac Amaro Ynga noble, asimismo nos embiase operarios
            para que trabajen la viña del Señor por carecer de ello y que a la christiana
            gente no les faltase la administracion de sacramentos ni esto tampoco conse-
            guimos de un príncipe como éste, como tambien se han dejado notar de que
            no salen a las visitas de sus obispados como esta ordenado, sino que se hechan
            con la carga.— Los curas doctrineros que ben las yglesias tan desmanteladas
            que causa mucha ternura al mismo tiempo ber al sacerdote con las bestiduras
            sagradas san desgreñada que causa lagrimas el ber la poca reberencia que tie-
            nen con Jesuchristo Señor nuestro y teniendo tanta maquina de rentas que
            solo se distribuyen en comercios y dadibas de dichos curas, que mas cubiertos
            y desentes handan y se mantienen sus familias dentro de muchos fundos y
            tapiceria que el aliño de la santa yglesia y sus casas aliñadas de muchas mar-
            querias y espejos y de este modo mas quantiosamente se mantenian en sus
            casas que el culto de Dios y esto gosando tanta suma de rentas en sus obencio-
            nes, como de los corridos de haciendas, los entierros mayores los hacian por
            doscientos pesos y siendo de posible por trescientos y de el mas pobre por
            sinquenta pesos, los casamientos por treinta y cuarenta pesos, oleos por ocho
            reales y a la manera de esto con una suma de caudal salian al cabo del año con
            diez o doze mil pesos y con todas estas riquezas no se dignaban en sus em-
            pleos. Ultra de esto la gente que ocupaban en sus serbicios heran mas de diez
            o doze y sus criados mandando estos con todo rigor haciendole hilar, tejer
            ponchos y tenerlos en un continuo remo, como si fueran esclavos dedicando
            a las yndiesitas solteras a pastear cabras, gallinas, conejos y demas crías case-
            ras y este es el fin que han tenido dichos curas, concideren si es dable de tole-
            rancia en buena ley, tambien me es presiso darles a entender de lo acaesido de
            la mita de Potosi en el capitulo ciento setenta y tres Libro sexto Titulo primero
            en sus Recapitulaciones ordena su magestad grandeza que se conserben nues-
            tras vidas, segun piden nuestras naturalezas sin que los extraigan de un lugar
            a otro menos de veinte y cinco leguas y no la mita de Potosi y Guancavelica



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