Page 306 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 5
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Volumen 5
La defensa del obispo Moscoso: Cargo 11º
destruyen con maldita abaricia, agregandose a esto que adonde reparaban
ellos, que algun pobre español o yndio trabajaba, con alguna utilidad allá hi-
ban con su maldita introduccion ora fuese minerales, cocales, cañaverales o
haciendas de qualquiera calidad, hai estaban ellos y mayor desverguensa era
que quando no quería el dueño vender o salir, lo despojaban por fuerza que no
les faltaban pretestos para ello, díganme que humanidad ni sufrimiento havia
de haver para ber tanta iniquidad y ladronicio que manifiestamente nos quita-
ban la camisa del cuerpo y estos viles correxidores, fuera de lo dicho impusie-
ron la aduana, de la que cobraban el seis por ciento fuera de las alcabalas,
nuehos impuestos, encabesonamiento y otros muchos pechos que impusieron
con grande injusticia que ni los telareros, gateras, pulperas, chicheras y demas
oficios no quedaron de que cobrasen aduana y a mi entender solo el agua nos
quedaba libre asimismo al que tenia sus cortos principalitos le tasaban la can-
tidad y segun esso les cobraban el seis por ciento que ya no quedaron gallinas,
conejos y demas crías que todo no lo llegasen a cobrar que ni los que bendían
legumbres en la Plaza se exceptuaron de este ramo, prueva de ello que en Are-
quipa destruyeron la Aduana porque le cobraron a una pobre muger que trajo
un poco de perejil y en este tono, ni las hilanderas, ni las que hacían sus me-
dias dejaban de pagar el dicho cobro que hasta los naturales los bolvieron in-
debotos y quasi erejes, porque lo que sucedia era que los dias domingos y
fiestas se ponian los cobradores en las puertas de las yglesias y a los que encon-
traban deudores los llevaban n la carcel, sino daban el dinero de pronto y de
alli los destinaban a los lugares que abajo iran expresados, vean y concideren
que persuaciones y mala conciencia la de estos estrangeros leogardos que ya
no havían ojos para llorar, ni menos corazon para sentir, ni tolerar semejante
iniquidad como lo saben mas bien los otros y de este modo llegaron a comer-
ciar los leogardos corregidores, peores que ateístas, Calbinistas, Arrianos y
demas erejes, dejando la conciencia a un lado, sin traher a la consideracion la
confraternidad, ni temer la justicia divina, quando ésta manda en sus precep-
tos divinos querer a tu proximo como a ti mismo y para el cumplimiento de
sus cobranzas los exijian antes del mes que daban sus repartos, la bienen a
pagar los vecinos e yndios desde la Carcel, quando no les trahian el dinero de
promto.— A los pobres que no tenían de donde dar los despachaban a los
obrajes vendidos, a los cañaberales y a los yungas cocales o han de cada uno
de sus destinos iban a pagar lo que no debían, pues la Ley septima Titulo trese
a foxas beinte y tres manda se le pruebe al reo el delito para que recaiga la
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