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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            pena, pues digan me hera delito no tener de donde pagar de aquello que for-
            sadamente les daban? No por cierto pues si eso es asi todo era injusticia pasan-
            do cada pobre los mayores martirios que en un obraje se consideran trabajan-
            do desde los gallos hasta las ocho de la noche, arreados mas que animales a
            puros palos y azotes los otros en esos minerales, iban a morir como perros sin
            dueño y los otros en los cocales de la misma suerte con un accidente que lla-
            man upa chuccho y no hiban sino a perder sus vidas y los que quedaban en sus
            estancias lo pagaban con la flor de sus ganados y a qual mejor lo mandaban a
            entresacar en la Plaza Publica y al precio que querian lo vendian quando no se
            lo mandaban llebar para sus matanzas, donde hallaban mas logro y utilidad en
            lo dicho y pobres mugeres e hijos se quedaban a lamer tierra ocasion para que
            el hijo se dé en ladron y toda su familia, atractibo a recibir quanto peligro co-
            rre de su pobresa que han llegado casos, por la suma inopia en que se han
            visto que las doncellas pierden sus virginidades y las madres, haciendo el pe-
            cado adulto estos cabinistas correxidores, no dispensaban una firma que echa-
            ban que al instante cobraban un peso y de esta manera de estos por ley y dere-
            cho cita en la Recopilaciones Reales manda la Ley primera Titulo quarto que
            estos perturbadores y inquietadores deben ser desterrados como traidores a la
            Corona y apostatas de la fe.— Sus sota tenientes robaban casi lo mismo que
            sus amos por que tenían sus repartos de a que este modo, ellos daban bayetas
            blancas que balían un real la daban por quatro reales, asules por sabido a ocho
            reales, un queso de a medio por dos reales, una chalona por ocho reales y al
            pie de esto juntaban tantos modos de robar que es un dilatado juicio el referir-
            lo y en sus cobranzas ellos eran los preferidos, engañandoles duplicadas vezes
            el cobro que de uso tienen cobrar dos vezes, de este modo por otra parte ha-
            cian caudal notorio y estos heran los mayores incendarios para que maltrata-
            sen los correxidores a la gente causando aquella dicha gente se secase en la
            carcel meses u días con par de grillos que de berlos causaban mucha compa-
            cion aquellos infelizes.— Al pie de esto sus otros cobradores que salían a inti-
            marles la cobranza a sus casas y estancias yban a hacerles otros daños y perjui-
            cios de que se llevaban de sus moradas la pobreza que hallaban aunque fuesen
            sus costales o sogas a lo menos sus comidas y si ganado tenían un borrego o
            dos cada persona que benian y esto lo hacían en cada salida. Yo bien quiciera
            tener la eloquencia de un Siceron y otros muchos para darles a entender por
            estenso lo mucho que se padecia en estos lugares, mas otros que lo experimen-
            taron y saben mas bien pues han havido correxidores que en el quinquenio



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