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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            dudava (como dice el diario de la segunda campaña) quanto para tenerlo en
            custodia con la misma guardia que diariamente por honor a la dignidad de
            vuesa señoría ylustrisima se ponía a su puerta. En aquel pueblo vimos a vuesa
            señoría ylustrisima alagar a los que se rendían para que estos fuesen a llevar a
            las provincias remotas, que se mantenían aun con el revelion las agradables
            nuevas del tratamiento suave y venigno con que eran admitidos los que se
            rendian. Alli vimos a vuesa señoria ylustrisima contraido siempre a la pluma,
            para dirigir oficios a todos sus curas a quienes instruia en el importante meto-
            do con que havian de atraer a los reveldes a abrazar el partido faborable que se
            les proponía. Aquel diario que se ha citado parece que acredita bastantemente
            todo lo dicho quando con ocasion del rendimiento de Tupac Amaro hace la
            siguiente expresion, «Verderamente que el ylustrisimo señor obispo ha mani-
            festado en esta ocasion su sobresaliente lealtad y distinguido zelo al real servi-
            cio cerrando con llave de oro el infatigable trabajo que emprendio desde los
            principios del revelion para que se pacificase sin derramar la sangre de unos
            vasallos, que obsecados de su ignorancia buelben hoy al seno de un monarca
            que se ha compadecido de su infelicidad y desdicha».— Ultimamente si hu-
            viese de exponer todos los hechos que acreditan en vuesa señoria ylustrisima
            el empeño y anelo con que en aquella critica situacion propendía al mejor
            servicio del soberano, sin exageracion puedo asegurar que no me bastarían
            para hacer una menuda discucion de todos ellos muchas manos de papel y me
            seria forsoso detener por mas dias la contextacion a este oficio; por eso contra-
            yendome al tiempo del fallecimiento del gefe que comandó al exercito del
            Perú, diré, que no fue un pequeño servicio si bien se concidera el visarro des-
            interes con que se franqueo vuesa señoría ylustrisima para hacerle un funeral
            que anunciase al publico la estimacion que hacia de aquel, a quien se devia la
            pasificacion del reyno. Para satisfacer al quinto y ultimo articulo del oficio de
            vuesa señoría ylustrisima, reducido a que exponga mi dictamen sobre el con-
            cepto que he formado de su fidelidad, celo y amor al soberano, no he menester
            llamar a consejo a aquel por que solo me basta referirme las expresiones que
            oyeron quantos rodeaban con inmediacion al señor ynspector general, quien
            siempre se produjo, haciendo en esta parte a vuesa señoría ylustrisima la mas
            notoria y autentica justicia. El decía, que para verificar la pacificacion de tan-
            tas provincias como redujo a la obediencia del rey, no coopero poco el empe-
            ño, annelo y eficacia con que vuesa señoria ylustrisima sin ahorrar gasto, ni
            escusar arbitrio propendió a ella. Yo pues refiriendome a aquel respetable



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