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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            providencias, dirigiendo cedulones a todos los curas de su diocesis. Este arvi-
            trio aunque no tubo todo el efecto deseado, pero es constante que fueron in-
            numerables los que contenidos por él, no se declararon partidarios del revelde
            y muchos, los que se le apartaron con noticia de aquella declaratoria. Esta
            verdad la acreditó despues de la pasificacion el dicho de muchos que asegura-
            ban haver sido contenidos por el horror que tenian de incurrir en la excomu-
            nion fulminada y de la que por comision que para ello tube de vuesa señoria
            ylustrisima. Absolbi despues del yndulto de Diego Christoval Tupac-Amaro a
            mas de sesenta mil yndios que havian seguido sus vanderas.— No se limitó a
            solo este arbitrio el ardiente deseo que manifestó siempre vuesa señoria ylus-
            trisima de ver recuperada la tranquilidad, porque notando despues que el trai-
            dor havia derrotado en el pueblo de Sangarará lo mas florido de las tropas que
            del Cuzco se despacharon para contener en sus principios el revelion y que
            aquel deslumbrado con su victoria no dejaria de pensar en señorearse de la
            capital, en donde despues de aquella derrota eran muy pocos los que podrian
            hazerle frente permitió vuesa señoría ylustrisima que para defenderla en este
            caso se armase el clero y comunidades religiosas. En esta ocasion vimos a vue-
            sa señoria ylustrisima lleno de zelo para mantener el decoro que amenaza, no
            solo al Estado, pero aun al Santuario; vimos a vuesa señoría ylustrisima empe-
            ñado en hacer instruir en su propio palacio episcopal y en su presencia en el
            manejo de las armas a aquellos eclesiasticos que estimulados tanto de la nece-
            sidad, quanto del exemplo de vuesa señoría ylustrisima, hacian todas las fun-
            ciones de los soldados instruyendose con frecuentes exercicios, presenciando-
            se a tarde y mañana a las listas, saliendo en patrullas y haciendo sentinelas.
            Los cuerpos religiosos movidos de este exemplo se empeñaban en lo mismo y
            en una palabra, el Cuzco vió lo que no cuenta ystoria alguna, y es que para
            oponerse a los rapidos proyectos de un traidor, que amenazaba a la Religion y
            al Estado, el eclesiastico se armó para hacer la mejor porcion de las tropas, que
            se meditaba oponerle, formando un batallon con vandera, al que comandaba
            el Dean de aquella santa yglesia, en el que se veían capitanes y demas oficiali-
            dad y al que instruia don Fulano Villegas teniente ynvalido, que en aquella
            ocasion se hallava en el Cuzco.— Aun son pequeños estos servicios, si se com-
            paran a los que siguen. En la urgente necesidad en que se hallava el erario para
            suvenir en el Cuzco a los indispensables gastos que ocasionaba el revelion,
            haviendose de sobstener tropas a sueldo; siendo presiso amontonar peltrechos
            de guerra para oponerse y sugetar al traidor, no hallandose en aquellas caxas



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