Page 237 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 5
P. 237

Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            vi por mi mismo, y es, que luego que regresó Tupac Amaro de esta capital a su
            antiguo domicilio en ocasion de hallarme de cura de Langui, noté que los yn-
            dios lo miraban con veneracion, no solo en su pueblo, pero aun mas allá de la
            provincia de Tinta; que esta se lisongeaba con su proteccion, estar ya libre de
            dar la mita a la Villa de Potosi, lo que es verdad que intentó ante el corregidor
            don Juan Antonio Reparas. No se limitaban sus vistas a solo libertar a la pro-
            vincia de Tinta de esta pension, sino aun de otras con que parece, como que
            procuraba deslumbrar a los yndios para atraerlos a su partido. No fue un pe-
            queño arbitrio para el logro de sus depravados fines el andar manifestando a
            quantos iban a verlo a Tungasuca una vista fiscal, que parecia apoyar sus soli-
            citudes al Marquesado de Oropesa contra su concurrente don Vicente García,
            esclareciendo su entroncamiento con el ynca Tupac Amaro; y de aquí vino que
            los yndios y aun los mestizos lo llamaban frecuentemente el Marques. De todo
            esto se puede deducir que el traidor meditó su proyecto desde que concivió
            que tenia derechos a la subcesion de aquel Ynca, lo que tambien parece que
            acreditó quando fue preguntado, si havia mucho tiempo que tenia meditado
            el revelion y por notoriedad sabemos, que contextó diciendo, que cinco años
            antes de ponerlo en ejecución estaba ocupado de este proyecto y que si a su
            regreso de Lima, no lo verificó fue porque se hallava de corregidor don Juan
            Antonio Reparaz, de quien no havia recivido mal alguno y sí lo havia tratado
            siempre con distincion y que por el contrario no se havia resuelto ultimamen-
            te a su execucion por la amenaza que le hizo don Antonio Arriaga de ahorcar-
            lo, sino le exibia dentro de un corto plazo el tercio de tributos que debía ente-
            rarle y la dependencia de su reparto temiendose del genio violento de aquel
            corregidor que hiciese efectiva su amenaza. Esta violencia de genio del corre-
            gidor Arriaga se havia hecho notoria en toda la provincia con el hecho de
            Langui, donde hallandome de cura y el haciendo su excesibo repartimiento en
            una mañana como a las siete del dia en los diez o dose que alli estubo aun no
            haviendome lebantado de la cama oí una voz que gritaba que matan al corre-
            gidor, vestime lo mas pronto que pude y sali corriendo a ver lo que pasaba en
            el pueblo y vi que corría tras muchas mugeres con espada en mano, despues
            que aquellas le havían tirado algunas piedras y que otras continuaban en tirar-
            le ocultandose tras los tapiales o muros de sus casas, desde donde lo insulta-
            ban con dichos picantes en lengua; y él como frenetico, corría resuelto a matar
            a las que pudiese alcanzar y llegando yo a esta ocasion pude conseguir a fuer-
            za de ruegos que él se apasiguase y que aquellas se retirasen. Este hecho corrió



                                               236
   232   233   234   235   236   237   238   239   240   241   242