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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
vi por mi mismo, y es, que luego que regresó Tupac Amaro de esta capital a su
antiguo domicilio en ocasion de hallarme de cura de Langui, noté que los yn-
dios lo miraban con veneracion, no solo en su pueblo, pero aun mas allá de la
provincia de Tinta; que esta se lisongeaba con su proteccion, estar ya libre de
dar la mita a la Villa de Potosi, lo que es verdad que intentó ante el corregidor
don Juan Antonio Reparas. No se limitaban sus vistas a solo libertar a la pro-
vincia de Tinta de esta pension, sino aun de otras con que parece, como que
procuraba deslumbrar a los yndios para atraerlos a su partido. No fue un pe-
queño arbitrio para el logro de sus depravados fines el andar manifestando a
quantos iban a verlo a Tungasuca una vista fiscal, que parecia apoyar sus soli-
citudes al Marquesado de Oropesa contra su concurrente don Vicente García,
esclareciendo su entroncamiento con el ynca Tupac Amaro; y de aquí vino que
los yndios y aun los mestizos lo llamaban frecuentemente el Marques. De todo
esto se puede deducir que el traidor meditó su proyecto desde que concivió
que tenia derechos a la subcesion de aquel Ynca, lo que tambien parece que
acreditó quando fue preguntado, si havia mucho tiempo que tenia meditado
el revelion y por notoriedad sabemos, que contextó diciendo, que cinco años
antes de ponerlo en ejecución estaba ocupado de este proyecto y que si a su
regreso de Lima, no lo verificó fue porque se hallava de corregidor don Juan
Antonio Reparaz, de quien no havia recivido mal alguno y sí lo havia tratado
siempre con distincion y que por el contrario no se havia resuelto ultimamen-
te a su execucion por la amenaza que le hizo don Antonio Arriaga de ahorcar-
lo, sino le exibia dentro de un corto plazo el tercio de tributos que debía ente-
rarle y la dependencia de su reparto temiendose del genio violento de aquel
corregidor que hiciese efectiva su amenaza. Esta violencia de genio del corre-
gidor Arriaga se havia hecho notoria en toda la provincia con el hecho de
Langui, donde hallandome de cura y el haciendo su excesibo repartimiento en
una mañana como a las siete del dia en los diez o dose que alli estubo aun no
haviendome lebantado de la cama oí una voz que gritaba que matan al corre-
gidor, vestime lo mas pronto que pude y sali corriendo a ver lo que pasaba en
el pueblo y vi que corría tras muchas mugeres con espada en mano, despues
que aquellas le havían tirado algunas piedras y que otras continuaban en tirar-
le ocultandose tras los tapiales o muros de sus casas, desde donde lo insulta-
ban con dichos picantes en lengua; y él como frenetico, corría resuelto a matar
a las que pudiese alcanzar y llegando yo a esta ocasion pude conseguir a fuer-
za de ruegos que él se apasiguase y que aquellas se retirasen. Este hecho corrió
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