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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
Capitanía General con el fin de que se les dé el uso que parezca proprio. Asi lo
provei, mandé y firme por esta mi sentencia definitivamente.— Jusgando.—
Jose Antonio de Areche.— Dió y pronunció la anterior sentencia el muy ylus-
tre señor don Jose Antonio de Areche cavallero de la real distinguida orden
española de Carlos tercero del Consejo de su magestad en el Real y Supremo
de Yndias, Visitador General de los tribunales de justicia y Real Hacienda de
este reino, Superintendente de ella, Yntendente de Exercito, Sudelegado de la
Real Renta de Tabacos, comisionado con todas las facultades del excelentísi-
mo señor virrey de este reino para entender en los asuntos de la rebelion eje-
cutada por el vil traidor Tupa-Amaro en el Cuzco a quince de mayo de mil
setecientos ochenta y uno siendo testigos don Fernando Saavedra, Contador
de Visita don Juan de Oyarzaval y don Jose Saenz de que certifico.— Manuel
Espinavete Lopez.— Yo Juan Bauptista Gamarra escrivano de su magestad pu-
blico y del ylustre cavildo de esta ciudad del Cuzco certifico doy y verdadero
testimonio a los señores que el presente vieren como oy dia viernes que se
cuenta diez y ocho de mayo y año corriente de mil setecientos ochenta y uno
se ejecutó lo mandado en la sentencia antecedente con Jose Gabríel Tupa
Ámaro sácando a la plaza principal y publica de esta dicha ciudad arrastran-
dolo hasta el lugar del suplicio un cavallo donde presenció la ejecucion de las
sentencias que se dieron a Micaela Bastidas, muger del dicho Tupac Amaro, a
su cuñado Antonio Bastidas, sus dos hijos Ypolito y Fernando Tupa Amaro, a
su tío Francisco Tupa Amaro y a los principales de su iniqua y perversa tropa
y haviendose concluido por los berdugos las sentencias con todos los reos, en
este estado uno de los citados berdugos le cortó la lengua al dicho Jose Gabriel
Tupa Amaro y despues lo amarraron por cada uuo de los brasos y pies con
unas cuerdas fuertes de modo que estas se ataron a las sinchas de quatro caba-
llos que estaban con sus ginetes mirando las quatro esquinas de la Plaza Ma-
yor y haviendo hecho la seña de que tirasen dividieron en quatro partes el
cuerpo de dicho traidor, destinandose la caveza al pueblo de Tinta, un brazo
al de Tungasuca, otro a la capital de la provincia de Caravaya, una pierna al
pueblo de Livitaca en la de Chumbibilcas y otra al de Santa Rosa en la de Lam-
pa y el resto de su cuerpo al cerro de Piccho por donde quiso entrar a esta di-
cha ciudad en donde estaba prevenida una hoguera en la que lo echaron jun-
tamente con el de su muger hasta que convertidos en cenizas se esparcieron
por el aire lo que se ejecutó a presencia del sargento Jose Calderon y un pique-
te de soldados que fueron guardando dichos cuerpos muertos. Y para que de
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