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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
            hicieron en el Cuzco no lo había ejecutado. Pero sé que-en el mes de Noviem-
            bre próximo pasado, había recibido cartas su marido de Lima y Potosí, para
            que pusiese en práctica la Rebelión, que suyo era el Reino.
                    Que estando el Rebelde en Lima, siguiendo el pleito, habían ido unos
            indios de Huarochirí a Lima, a importunar al Señor Fiscal sobre un pleito que
            tenían dichos indios; y los despidió, diciéndoles que estaba muy ocupado con
            los asuntos de su Rey Túpac Amaro; de cuyas resultas pasaron los indios ex-
            presados a darle la obediencia al Rebelde, con cuya novedad le envió un reca-
            do Túpac Amaro al Señor Fiscal, con el Doctor Insunsa, residente al presente
            en el Cuzco, diciéndole que «No lo metiese en esos enredos». Que dicho Señor
            Fiscal le respondió, con dicho Doctor, que «no fuese sonso, que si en su mano
            estuviera en el día le entregaría el Reino».
                    Que el declarante sólo oyó decir a la dicha mujer de Túpac Amaro,
            que por el año de setenta y siete, cuando vino su marido de Lima, debía haber
            ejecutado el alzamiento. Que varias veces oyó decir el declarante a Micaela
            Bastidas: «esta es la hora que Lima está arruinada», y que se preciaba de tener
            corresponsales en Lima y en Potosí, sin que en ninguna ocasión los nombrase.
            Que no tiene presente haber oído otras expresiones que las que lleva dichas.
                    Preguntado, si tiene presente o ha oído decir haya habido algunos
            otros cómplices en la sublevación del Rebelde, responde: que la mujer Doña
            Andrea Esquivel, que se halla en el Cuzco, que el Doctor Astete le había ofre-
            cido coca para la empresa; y que a pocos días de estar preso el declarante en
            poder de Túpac Amaru, y de haber ahorcado al Corregidor (Arriaga), llegó un
            indio a Tungasuca, muy sudado con la mujer del declarante (Andrea Esqui-
            vel) y pensando ser la del Rebelde, le dijo: que Doña Francisca, mujer de Don
            Francisco Tejada, le había dado una carta para Túpac Amaro, la que le habían
            quitado los guardas, que tenía éste en Chuquillusca, que su contenido era se
            guardase de los soldados que salían del Cuzco contra él, lo que podía justificar
            la mujer del declarante, llamándola a juramento, y otras muchas cosas que el
            que declara no se acuerda; que el mismo indio de esta carta conductor, traía
            otra para un hijo clérigo, que la dicha Doña Francisca tenía de Ayudante en
            uno de los pueblos de la Doctrina de Sangarara; que dicha Señora, mujer de
            Tejada, despachó dichas cartas desde el Cuzco, donde se hallaba. Y que esto
            que lleva declarado es la verdad y lo que se acuerda; y habiéndosele leído esta
            declaración, se afirmó en ella y ratificó, sin tener que añadir ni quitar. Que es
            de edad de cuarenta años, que no le tocan las generales de la ley; y lo firmó



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