Page 66 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 4
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Volumen  4
                                                                      Conclusión de la rebelión
            ya muerta de miedo; y que sólo con verla y conocer que era mujer de José
            Gabriel Túpac Amaro, la matarían.
                    Preguntósela, de qué modo movía su marido los ánimos de los caci-
            ques e indios, si diciéndoles (que) era de sangre real, o de que otro modo; y
            dice: que los indios los juntó a nombre del Corregidor (Arriaga), y luego los
            llamaba su marido, como Inca.
                    Preguntósela, con quién ha comunicado su marido este pensamiento
            de juntar los corregidores, quién le ha aconsejado en esto: quién le ha auxilia-
            do, con quién se ha escrito, quiénes iban del Cuzco, qué cartas ha recibido su
            marido, a quién ha escrito esto; y dice: no sabe si su marido ha comunicado
            ésto con persona alguna, ni quién le haya aconsejado, ni quién le haya auxilia-
            do, ni a quién haya escrito, ni quiénes iban al Cuzco, ni vió indios que llevasen
            noticia, ni sabe que a su marido le hayan escrito carta alguna relativa a este
            asunto; sólo su agente le escribía de Lima, tocante a su pleito, que era Mariano
            Barrera. Repreguntósele, cómo dice no sabe nada, cuando por declaración de
            su marido y otras varias, resulta que recibían cartas, y que algunos le auxilia-
            ban; y no es verosímil dejase ella de saber ésto, como su mujer; y dice: nunca
            supo nada, ni su marido se lo comunicaba.
                    Preguntósela, si es cierto que su marido ahorcó a su Corregidor Arria-
            ga, por qué y quiénes le ayudaron a bien morir; y dice: que es cierto mandó su
            marido ahorcar a su Corregidor Arriaga, y lo ahorcó un zambo llamado An-
            tonio, que ya desde antes estaba con Noguera, y él se ofreció; y que lo ahorcó
            por quitar los repartimientos, y que los que lo ayudaron a bien morir fueron
            el Cura de Pampamarca, Don Antonio López Sosa, Don Ildefonso Bejarano,
            Don Jacinto Castañeda y Don Clemente.
                    Preguntósela, si su marido tenía mucha amistad con estos sacerdotes,
            o con alguno de ellos; y si les consultaba todos sus negocios, o con alguno de
            ellos; responde: no tenía amistad particular, ni nada consultaba con ellos.
                    Preguntósela, si estos sacerdotes no le reconvinieron a su marido, por
            qué hacía este atentado; y dice: que el Cura de Pampamarca le preguntó por
            qué hacía esto, que si no tenía mujer e hijos; y le respondió él, que sabía lo que
            hacía, y que los demas sacerdotes no hablaron palabra.
                    Preguntósela, si después de la muerte de Arriaga ha escrito su marido
            a algunas personas, o si le han escrito a su marido; y dice: que sabe escribió
            su marido a varios caciques, diciéndoles prendiesen a sus corregidores, que
            él también había escrito a los caciques del Cuzco; y sabe de éstos, que fue-



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