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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
La rebelión de Túpac Amaru II
Los indios de Yauri vueltos en sí del consabido influjo, y reconociendo
los graves daños que podían sobrevenirles, aceptaron los Ecónomos que puse
en la Doctrina, y fueron Don Juan José y Don Mariano Palomino, perseguidos
también por Arriaga, de quien huyó el segundo. Don Félix Pacheco y Don Cle-
mente Enriquez, quienes aún hostilizados por aquel juez, nada padecieron por
los indios, no sólo en aquellos días de la persecución del Corregidor y Cisneros;
pero ni después de la Rebelión de Túpac Amaro, siendo los que le mortificaron
en ocasión del Alzamiento indios extraños de las provincias del Collao, que
descendieron contra los españoles, como es público. Y aun los propios indios
de Yauri defendieron a estos dos últimos eclesiásticos, que se mantuvieron allí
en lo más vivo de la Rebelión. ¿Qué motivo, pues, dieron estos feligreses a la
Revolución general, ni a la muerte de Arriaga maquinada por Túpac Amaro?,
de quien sabemos los engaños con que condujo a los de este Pueblo y demás de
la provincia de Tinta a su residencia de Tungasuca, para el día del suplicio del
Corregidor, a quien para ello, de fuerza, hizo firmar cartas convocatorias a este
logro, con pretexto del servicio del Rey.
Puestos así aquellos indios, como los demás provincianos, a semejante
engaño, a vista de semejante espectáculo, declararon el odio que habían conci-
liado contra dicho Corregidor; ya que las gravísimas extorsiones que por él y
sus cobradores sufrían, ya por el violento manejo del mismo, y ya por haberles
«repartido» mas de trescientos mil pesos, contra todo derecho y tarifa; de modo
que o por el odio no intentaron su defensa, o absortos del atrevimiento de Túpac
Amaro.
El infeliz Arriaga en repetidos exhortos e informes que se hallan en los
autos, asegura que jamás hubo levantamiento en Yauri; que esta voz se fraguó
por los eclesiásticos, y concluye con que los Indios estaban más tranquilos, so-
segados y obedientes, cuyas expresiones se oponen diametralmente al concepto,
de que aquel movimiento fuese origen de la general alteración, que se ha toma-
do como especioso motivo para ofendernos; siendo notable que más de seis me-
ses, y no dos, como se supone, estuviesen estos Indios con mucha flema, hacien-
do cólera, o inflamándose para el corrompimiento; en cuyo cómputo descubre
malicia, para alucinar, y se demuestra; porque el desacato de los de Yauri fué en
los días 13 y 27 de Abril de 1780, y el arresto de Arriaga por Túpac Amaro, el 4
de Noviembre del mismo año; con que se convence que precedieron seis meses,
y no dos de un suceso a otro; y tal genera con que se procedido en materia de
tanta gravedad.
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