Page 589 - La Rebelión de Túpac Amaru II - 4
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DESCARGOS DEL OBISPO DEL CUZCO
                   SOBRE ACUSACIONES DE INSTIGAR LA REBELIÓN



                    Muy Ilustre Señor.— Muy venerado Señor mío:— La dicacidad de los
            hombres que, en todos los siglos, ha hecho un papel de estragos en el mundo,
            hoy ha subido tanto el punto que ya no hay senectud a que no se atrevan sus
            tiros, sagrado que no se vulnere, y dignidad que no se injurie. Vuestra Señoría
            en quien, independiente del mérito de su persona, ha recaído el honor de las
            confianzas del Soberano, y ha desempeñado exactísimamente el Ministerio que
            puso en sus manos la Suprema Potestad, sabe bien a todo lo que se ha extendido
            esta ponzoña, cuya acrimonia ha infectado los ánimos más quietos, intentando
            destronar a la misma inocencia. La mía se mantenía ilesa, hasta que aportó a las
            riberas del lago estigio del Cuzco, a que me destinó la Providencia, para lidiar
            con fieras que las de la Libia, que se irritan con el beneficio, y convierten en ací-
            bares la suave leche de la Doctrina.
                    No ignora Vuestra Señoría esta verdad, y sabe por los repetidos infor-
            mes, que desde mi regreso a la Diócesis, le he ministrado; cuántas fatigas y des-
            velos me debe este ingrato desordenado rebaño, que sólo me ha ofrecido pan de
            amarguras y tribulaciones. En los principios de mi Gobierno, sin pisar aún los
            umbrales de la Capital, ya comencé a experimentar la inobediencia contumaz
            de mis súbditos, manifestada en la repugnancia del Cura de Yauri Don Bruno
            Martínez a cumplir mis órdenes, con el arreglo de su vida relajada, cuidado de-
            bido de su feligresía, y entrega de los libros parroquiales y fábrica de su iglesia
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