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Nueva Colección Documental de la Independencia del Perú
             La rebelión de Túpac Amaru II
             declarado del Cura de este segundo pueblo e irritación contra los primeros, por
             la separación de su ahijado el Cura Martínez; igualmente contra el Coadjutor
             de la de Pichigua Don José Calderón, a quien prendió de su orden su Teniente
             Francisco Cisneros, de quien tiene Vuestra Señoría larga noticia por estos su-
             cesos; y los últimos de la complicidad con Túpac Amaru, teniéndole arrestado
             el mismo Arriaga en el pueblo de Coporaque; y de cuyo atentado di parte al
             Excelentísimo Señor Virrey actual, quien en oficio de... de Noviembre de 1780,
             previno al Corregidor ponga en prisión a Cisneros, y amenaza al Corregidor
             con pena de privación de oficio irremisiblemente, lo que aparece del testimonio
             que acompaño.
                    Estos hechos que debían inducirme a declararlos incursos en las censu-
             ras, prevenidas por derecho, y a reagravárselas; pues no hay alguno que apoye la
             prisión de un eclesiástico por un Corregidor. La impedición de censurar a unos
             feligreses que habían puesto manos violentas en su Párroco, que igualmente
             fomentaron a Arriaga y sus secuaces, y embarazar a la Eclesiástica los deberes
             de su Ministerio; nada más consiguiente que mi disimulo y sufrimiento, en tal
             grado que no se les reconvino por mí, ni por mi Provisor sobre estos nefandos
             atentados, contentándome con sólo el recurso a la Superioridad, por no expo-
             ner nuevamente las sagradas armas de la Iglesia a mayor desprecio, esperando
             del Excelentísimo Señor Virrey el remedio temporal de estos males.
                    Pasados más de seis meses de estos sucesos (el 4 de Noviembre de 1780)
             puso en ejecución el pérfido José Gabriel Túpac Amaro los designios, que mu-
             chos tiempo antes tuvo maquinados, de su Levantamiento; y comenzó en la
             diócesis por el miserable Arriaga, lo mismo que en las provincias de Charcas se
             había emprendido, meses antes, por otros insurgentes. Vuestra Señoría, mejor
             que otro alguno, pues desde sus principios entendió en estas causas, ha com-
             prendido los motivos de la General Rebelión de este Reino. Hoy sin más com-
             principios ni autos da esa Real Audiencia por raíz de aquella la excomunión de
             Arriaga y movimiento del pueblo de Yauri, por la extracción de su Cura Mar-
             tínez, y sin determinar el recurso de fuerza que ha más de dos años se principió,
             intenta hoy remitir al Rey, con un informe en que se puede manchar mi conducta.
                    Mis apoderados han solicitado, por los medios posibles, saber de esta
             resolución, para representar lo que hubiese lugar, y tomar aquellos recursos que
             convengan; pero nada se ha conseguido; todo se sigila, y todo arguye la malicia,
             con que se camina en perjuicio de mi honor y dignidad. Así no tengo en las pre-
             sentes circunstancias otro escudo que el que me previene la justificación de Vues-



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